El atracador de Belorado perdió un cuchillo con su ADN

I.E.
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El acusado, su hermana y su sobrina aseguran que el 17 de marzo de 2017 estaban en Zaragoza, en el cementerio. La Fiscalía pide 5 años de prisión para Luis S.P.

Cuando un delincuente comete la torpeza de olvidarse un arma con  su huella biológica impresa en la escena de un crimen, las opciones de salir indemne en un juicio se reducen de forma drástica. A Luis S.P., acusado de atracar a mano armada la sucursal del Banco Popular en Belorado, le ocurrió el pasado 17 de marzo de 2017. No perdió la pistola con la que encañonó al director sino un cuchillo de cocina que apareció a 8 metros de la oficina y que debió caérsele a la acera antes de entrar, sobre las 8,40 horas.

El Servicio de Criminalística de la Guardia Civil descubrió restos de ADN en el cuchillo con varias huellas genéticas pero con un perfil mayoritario, que, cotejado con la base de datos CODIS,  resultó ser el mismo que el de Luis. S.P., cuyo rastro biológico se hallaba registrado porque ha sido autor de numerosos atracos a lo largo de su vida.

A pesar de la contundencia de esta evidencia, el abogado defensor trató de echar por tierra esta prueba con distintos argumentos. El primero, según señaló, porque la Benemérita no informó a la jueza de instrucción de la aparición del cuchillo hasta 5 días después de encontrarlo. El segundo, por la «ruptura» de la cadena de custodia. Y el tercero lo ofreció un perito de parte, quien firmó un confuso informe en el que concluyó que el análisis biológico «no puede tenerse en cuenta por contener un margen de error demasiado elevado». No obstante, cuando la fiscal le preguntó si había tenido acceso al perfil examinado, reconoció que no.

En el juicio que celebró ayer el Juzgado de lo Penal 3, el procesado aseguró que no ha estado en su vida en Belorado y que el día 17 de marzo se encontraba en Zaragoza.   Dos testigos -propuestos por la defensa y familiares suyos- refrendaron su declaración. Su sobrina afirmó que su tío fue a recogerla a ella y a su madre para acudir al cementerio, pues debían limpiar la tumba de su abuelo, que había fallecido un 18 de marzo. Asimismo, indicó que permanecieron en ese lugar entre las 9,30 horas y las 11,30. La hermana del acusado testificó en el mismo sentido.

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