Una multitud asiste conmocionada al suicidio en público de un briviescano

Á.M.-B.G.R. / Burgos
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En ese momento se celebraba una bicicletada y una feria de bebés a menos de 25 metros

Realizó varias llamadas advirtiendo que iba a haber una muerte en Burgos y que no debían perderse los órganos vitales de la víctima para ser donados. Después se trasladó a las inmediaciones del Fórum Evolución y, en presencia de decenas de personas, sacó un arma de pequeño calibre y se disparó en la cabeza.

En ese momento estaba a punto de dar comienzo una bicicletada contra el fracking en ese lugar (ver página 12) y en el interior de la cafetería del Auditorio se celebraba una feria de productos para bebés. Algunos lo vieron desde abajo y otros desde arriba, pero a ninguno de los presentes les pasó por alto lo que acababa de suceder. Precisamente porque había actos públicos, tanto la Policía Nacional como la Local tenían efectivos sobre la zona, por lo que pudieron trazar rápidamente un cordón muy amplio para evitar exponer lo sucedido a las personas allí presentes. El cuerpo fue tapado con una pancarta y se ordenó su levantamiento pasadas las 13 horas. Los primeros de muchos avisos recibidos por el 112 se registraron a las 11.54, así que medió escasamente una hora entre el suceso y la retirada del cadáver.

El fallecido, que responde a las iniciales L.P.D., era un constructor briviescano de 55 años que ya había protagonizado con anterioridad sucesos que le convirtieron en un conocido de las fuerzas del orden y los juzgados de la provincia. Antes había sido muy popular entre sus vecinos por motivos bien diferentes: batió el récord del mundo de colocación de ladrillos en una hora y acabó en los platós de televisión replicando el reto.

Tras quitarse la vida, dejó una nota escrita en la que pedía que se donaran todos sus órganos y añadía el teléfono de contacto de sus familia. Sin embargo, su última voluntad no se verá satisfecha porque la donación está expresamente vetada a personas que fallecen en actos violentos para evitar fomentarlos.

La Policía se movió rápido para tratar de alejar a la gente del lugar y cortó buena parte del paseo de la Sierra de Atapuerca, cerrando uno de los accesos al Museo de la Evolución Humana. Aún así, multitud de vecinos y paseantes se arremolinaron en el entorno comentando lo sucedido para estupor de propios y ajenos.

El inevitable revuelo inicial fue paliándose gracias a la fuerte presencia policial, a la lluvia y al frío, pero la noticia ya se había extendido por toda la ciudad a primera hora de la tarde. La Policía Judicial, el forense y las autoridades judiciales de guardia actuaron con celeridad (varios policías vieron a apenas unos metros toda la secuencia) y los servicios de limpieza acudieron al lugar para eliminar el rastro de lo sucedido. Los convocantes de la marcha ciclista decidieron guardar un minuto de silencio al término de la misma (en la Plaza Mayor) como consecuencia del suceso que, como muchos otros, habían presenciado.