Unidos por el ascenso

Iván Juárez / Aranda
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No es la primera vez que la Arandina afronta el reto de ascender a Segunda B. Ya jugó en la división de bronce en dos ocasiones. Dos de sus protagonistas nos cuentan su experiencia

Poco más de tres décadas separan el ascenso a Segunda B de dos futbolistas que han dejado escrito su nombre en la historia del fútbol arandino. Por galones es conveniente hablar del primer ascenso a la división de bronce cosechado por la extinta Gimnástica Arandina, formación en la que militaba un histórico del deporte local. El ‘Mezquita’ futbolista, entrenador y dedicado, en la actualidad, a descubrir promesas y realidades en potencia para equipos de la élite. Hombre de fútbol, optimista en torno al futuro del conjunto de Javier Bermúdez: «La ida fue un partido tal y como yo preveía.El Algeciras es un equipo que está bien armado y que tiene jugadores interesantes. En el primer tiempo sí que parecía que la Arandina salía un poco temerosa frente al teórico potencial del Algeciras y quizás les permitió que ellos tomaran el mando, aunque incidió algún factor como el viento.En la segunda parte fue mejor la Arandina con oportunidades, aunque ellos tuvieron las más claras».

En vísperas del partido de vuelta entre Algeciras y Arandina, establecemos un diálogo entre el pasado y el presente. Adri, actual jugador de la Arandina asume que «el viento no nos permitió jugar a tener la posesión del balón sobre todo en el primer tiempo.En el segundo cambiamos la forma de jugar y los tuvimos embotellados».

Otros tiempos

En la temporada 79-80, la Gimnástica Arandina certificó el ascenso a Segunda B en Torrelavega después de liderar su grupo de Tercera División durante toda la temporada.Entonces no había fase de ascenso, se subía de forma directa. «Era otro mundo. Antes había más desconocimiento del rival. Ahora tienes conocimiento pleno y no es fácil que te sorprendan tácticamente. Eran otros tiempos», admite LUis Díez  ‘Mezquita’, para quien «el ascenso fue un recuerdo imborrable.Antes, se vivía más intensamente, teníamos mucho arropo de la masa social. Y en el ascenso enTorrelavega la afición te llevaba en volandas, había mucha gente que se identificaba con el equipo.Grandes vivencias personales».

Un calor que tres décadas después se percibe por parte de la plantilla. «Durante la temporada vienen menos, igual por el frío, pero en la fase de ascenso notas que la gente apoya. Metes a 3.000 personas en el campo y sobre todo cuando fuimos a Alcobendas. Más que el equipo, ascendió Aranda entero. Es impresionante la gente que fue a Aranda a ver cómo ascendía el equipo», dice Adri, uno de los jugadores más queridos por la hinchada blanquiazul, protagonista del segundo ascenso de la Arandina, ya sin el apéndice de Gimnástica, a Segunda B. Fue en el transcurso de la temporada 2010-2011, con José ‘Chino’Zapatera en el banquillo blanquiazul.

Cabe destacar la coincidencia de que ambos ascensos se produjeron lejos de El Montecillo, una circunstancia que hace albergar esperanzas acerca de las posibilidades presentes de la Arandina de Javier Bermúdez. «El ascenso puede llegar en cualquier momento y más ahora que fuera de casa juegas sin esa presión y esa responsabilidad de que no sabes como te va a salir el primer partido en casa.Una vez que has vivido esa primera experiencia personal luego esa presión no la tienes. Nosotros fuimos a Torrelavega convencidos de que íbamos a ascender allí y lo conseguimos», apunta Maté.

En los mismo términos se expresa Adri, para quien «este equipo se hizo para quedar primero y casi todos los jugadores han jugado fase de ascenso y hemos jugado con 5.000 o 6.000 personas. El ambiente es un aliciente a favor, nunca debe ser en contra».

Son historia viva del fútbol ribereño. Les ponemos frente a frente y los recuerdos fluyen con naturlidad. Como la celebración por el ascenso en Torrelavega descrita por Maté: «Llegamos a Aranda a las tantas después de cenar en el Escudo y había gente esperando. Es imborrable, como la invasión del campo de Torrelavega». Relato similar al de Adri que rememora «la Plaza Mayor de Aranda llena.Cuando iban presentando a los jugadores no se veía nada, ni los bares. Todo lleno». Escenas gloriosas de pasado, presente y, tal vez, de un futuro más que inmediato.