Rivera e Iglesias se echan en cara sus acuerdos con Bildu y la «ultraderecha»

AGENCIAS
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En el primer debate entre aspirantes a la Presidencia, los líderes de C's y Podemos también se enzarzan por la lucha contra el yihadismo

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de Ciudadanos y Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias, respectivamente, protagonizaron ayer un encendido cruce de acusaciones durante el cara a cara celebrado en la Universidad Carlos III de Madrid -ante 1.500 estudiantes- a cuenta de la lucha antiterrorista, cuando el líder de la formación naranja le afeó al del partido morado haber pactado con Bildu, e Iglesias le recordó su pacto con «la extrema derecha».

Este fue uno de los varios rifirrafes que se vivieron entre los dos aspirantes, en el que las interrupciones de uno y otro fueron frecuentes, principalmente al inicio del debate. «No te pongas nervioso, no me interrumpas», le espetó Iglesias a Rivera en tono jocoso. «¿Me dejas hablar? Así va a ser imposible», le replicó el catalán, que, al inicio y al final del duelo, se abrazó con su contrincante, con el que coincidió en que debía haber un cambio el 20-D.

Eso sí, uno de los momentos más tensos del debate se produjo cuando el moderador, el periodista Carlos Alsina, dio paso al bloque sobre la lucha contra el terrorismo yihadista. Tras enzarzarse en una discusión sobre la respuesta más adecuada, el de C’s sostuvo que entiende que su rival «no esté a gusto», teniendo en cuenta sus pactos con Bildu en Navarra.

«El pacto que acabó con ETA no fue con Bildu, sino contra el terrorismo», le reprochó Rivera a Iglesias, quien se defendió aseverando que su formación ha condenado «sin paliativos» cualquier tipo de violencia. Sin embargo, el candidato de Podemos no se quedó ahí, recordando a su rival que fue su partido el que concurrió con el bloque de extrema derecha Libertas en unos comicios europeos.

No fue éste el único cruce de acusaciones que protagonizaron los líderes de las dos formaciones emergentes. Así, durante el primer bloque, el de propuestas económicas, Rivera acusó a Iglesias de jugar al «populismo», mientras que éste le criticó por «emplear técnicas de coaching para evitar hacer propuestas concretas».

populismo. «Juegas al populismo y el populismo se te vuelve en contra, porque haces buenos y malos en función de lo que cobran», afeó el barcelonés al madrileño cuando debatían sobre el sueldo que deben cobrar los presidentes del Gobierno. 

En este contexto, el líder de Podemos hizo hincapié en la subida de impuestos a las rentas altas así como el cambio de modelo productivo, mientras el de Ciudadanos en la necesidad de «generar riqueza» a través de la reforma del mercado laboral y la educación para luego poder «repartirla».

Las ausencias del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, fueron muy criticadas durante las dos horas que duró la confrontación dialéctica. «El 2015 demostró que la arrogancia no es la mejor consejera de la política. Creo que lo que se está jugando en ese debate es la medalla de oro porque la gente quiere cambio y sabe distinguir entre la vieja política y la nueva», afirmó Iglesias. «Lo que estamos viendo aquí seguramente puede ser el principio y el reflejo de esta etapa de cambio», celebró Rivera.

De hecho, esa necesidad de cambio es una de las ideas en las que coincidieron, además de definir el momento actual como histórico porque debe dar paso a una nueva etapa. «España ha cambiado, y ahora se trata de que cambien el Parlamento y el Gobierno», sentenció Iglesias en su alegato final. En esta misma línea, Albert Rivera utilizó su última intervención para pedir que «lo que es normal en la calle empiece a ser normal en las instituciones», parafraseando al primer presidente del Gobierno de la democracia reciente, Adolfo Suárez.

En temas concretos, se mostraron de acuerdo en la necesidad de reformar el régimen electoral, por ejemplo para que refleje mejor el principio de proporcionalidad, y también en su apuesta por las energías renovables y en que hay que abandonar la energía nuclear, aunque en este punto Iglesias fue más tajante que su interlocutor. En referencia a la reforma electoral, Rivera le dijo: «Podemos y C’s podemos dialogar y creo que tendremos fuerza para poder hacer una nueva ley».

También rechazaron los dos jóvenes dirigentes que se hayan rescatado con dinero público entidades que, pese a ello, luego no han cumplido una función social. Sin embargo, este ha sido uno de los pocos aspectos económicos en los que han coincidido, ya que cuando han explicado sus recetas para mejorar la situación financiera, discrepado en casi todo, desde las pensiones hasta el complemento salarial de C’s o la renta mínima de Podemos.

En definitiva, como comentaron algunos periodistas, se hizo política con mayúsculas.