Más de 600 familias precisan ayuda para cubrir sus necesidades básicas

B.G.R. / Burgos
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Cáritas ha atendido este año a 1.848 personas y advierte de que la pobreza se ha cronificado al aumentar la cifra de quienes no perciben ningún ingreso así como la exclusión infantil

La leve recuperación económica que se apunta desde algunos sectores no ha motivado una reducción significativa de la pobreza, que no solo mantiene unos índices elevados sino que además se cronifica. Es lo que se desprende de los datos de Cáritas, ya que el colectivo ha atendido en el último ejercicio a 1.848 personas. Aunque la cifra es ligeramente inferior a la del año precedente, la situación de los colectivos más vulnerables se ha agudizado. Cada vez son más familias (225) las que no perciben ningún tipo de ingreso y emerge con fuerza la figura de lo que el colectivo califica como ‘trabajador pobre’, es decir personas que pese a haber encontrado un empleo perciben por el mismo un salario inferior a 600 euros, cantidad insuficiente para afrontar los gastos cotidianos. «La pirámide de la pobreza tiene una base cada vez más amplia y una cúspide más pequeña», aseguran desde  Cáritas.

Aunque la mayoría de beneficiarios de los programas de la asociación son de orígen extranjero, el número de familias mirandesas que requieren asistencia representa ya un 30% del total. Alquiler, comida y facturas de luz son las demandas prioritarias, aunque desde el colectivo se recalca que además de las necesidades básicas, la desigualdad se acrecienta con la pérdida de otros derechos elementales.  

En este sentido, inciden en la exclusión social que sufren los menores de las familias con bajos recursos. «Quizá no haya niños que vayan al colegio sin desayunar, pero hay muchos que no pueden acceder a actividades tan habituales para sus amigos como excursiones escolares, deporte,... Además de comer, las personas también tienen derecho al ocio y la cultura, y no poder acceder a ellas es otra forma de marginación», apuntan.  

Más que asistencialismo

Por este motivo, desde Cáritas, además de ayudas económicas directas para cubrir las necesidades básicas, se ofertan otro tipo de programas orientados a favorecer la reinserción social y laboral de los usuarios. «La idea es no quedarse en el simple asistencialismo sino que la ayuda implique una prestación  mínima e integradora», asegura Jesús Ponce, nuevo presidente de Cáritas.

Taller de reciclado de ropa, huertos ecológicos, asesoramiento legal o atención de menores, son algunas de las actividades  que se desarrollan gracias a la labor desinteresada de 141 voluntarios  Para seguir creciendo se necesitan más colaboradores y por eso los días 19 y 20 de noviembre se desarrollará un curso básico para voluntarios en la iglesia de San Nicolás.

En total, el presupuesto de Cáritas asciende a medio millón de euros, y aunque la asociación cuenta con subvenciones públicas, más de un 60% del mismo se financia con fondos propios, gracias a las colectas de las parroquias, las donaciones y las aportaciones de sus casi trescientos socios. «Miranda es solidaria y responde en las campañas, pero cuesta lograr socios, que es la base de Cáritas más que por el aspecto económico, ya que la cuota es libre, porque es la forma de sentirse respaldados en lo que hacemos».