Mucho más que un fallo humano

AGENCIAS
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El exceso de velocidad parece que fue clave para el descarrilamiento del tren, pero un siniestro de tal magnitud suele estar provocado por multitud de circunstancias

Accidente de tren en Santiago de Compostela el 24 de julio de 2013 - Foto: EUROPA PRESS

Apenas unos segundos después de producirse la tragedia, el maquinista del tren siniestrado reconoció por radio que superaba los 190 kilómetros por hora cuando entró en la fatídica curva de A Grandeira. Parece, por tanto, que el exceso de velocidad, pues el tramo está limitado a 80, fue el causante del descarrilamiento que causó el pasado miércoles decenas de muertos. Sin embargo, diversos expertos apuntaron ayer que el siniestro no se produjo únicamente por un fallo humano, sino que un cúmulo de circunstancias adversas desembocaron el accidente mortal.

«Una sola causa es muy difícil que provoque un accidente de esta envergadura», aseguró al periódico ABC Carlos Rejas, de la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid. En la misma línea, el presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril, Jesús Vigil, señaló que «hay que estudiar aspectos como la dinámica de choque o la posición en la que ha quedado el tren. Que el maquinista fuera a mayor velocidad de la permitida no tiene por qué significar que el tren descarrilara».

Para esclarecer lo ocurrido, los investigadores analizarán la caja negra del Alvia 730, para tratar de averiguar si fallaron los dos sistemas de seguridad con los que cuenta el tren. De hecho, la Policía custodia la caja negra por orden del juez instructor del caso.

UN TALGO HÍBRIDO. El modelo de Talgo siniestrado puede circular tanto por la red de vías para los trenes de alta velocidad, con el ancho de vía internacional (europeo), como por las de ancho ibérico, el tradicional de los ferrocarriles españoles, que tiene una mayor anchura entre carriles. Ello es posible porque en las locomotoras y los vagones se puede cambiar con relativa facilidad la anchura de los ejes, de forma que pueden pasar de una red a otra casi sin pérdida de tiempo.

Además, algunos Alvia son tan versátiles que pueden funcionar tanto con electricidad como con diésel. Alcanzan velocidades de hasta 250 kilómetros por hora y se desarrollaron para adaptarse a los distintos tipos de redes existentes.

De hecho, el convoy que tuvo el accidente pasaba por cuatro tramos diferentes: dos con vías convencionales, entre Medina del Campo y Orense, y entre Santiago de Compostela y Ferrol, donde la velocidad no suele superar los 140 km/h; y otros dos tramos de alta velocidad, entre Madrid y Medina del Campo, y entre Orense y Santiago, este último donde se produjo el siniestro y cuyos recorridos admiten hasta 300 km/h.

SISTEMAS DE SEGURIDAD. Dependiendo del tramo, el Alvia usa cualquiera de los dos sistemas de seguridad que tiene implantados: el ERTMS (European Rail Traffic Management System) y el ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático). Ambos detectan mediante balizas la velocidad a la que circulan los trenes, pero mientras que el ERTMS adelanta la información de la vía para que el sistema de frenado de emergencia se active en el menor tiempo posible, el ASFA protege solo con balizas previas que exigen que el maquinista se dé por enterado activando un pulsador instalado para tal fin. En caso de no hacerlo en el tiempo establecido, el equipo activa el frenado automático.

Según esto, y en opinión de los expertos, puede que el sistema ASFA fallara y no informara al maquinista de su exceso de velocidad, que el método de frenado se activara demasiado tarde o que el conductor del convoy hubiera presionado el pulsador y después no hubiera reducido la velocidad.

Sin embargo, la vía deja de estar protegida por el sistema de ERTMS, de frenado automático, solo cuatro kilómetros antes del tramo en el que ocurrió el accidente. Por ello, cabe la posibilidad de que lo que fallara fuera el sistema ERTMS (que no parara automáticamente el tren o fallaran los sistemas de detección). De esta forma, el convoy entró en la vía a una velocidad desmesurada, lo que hubiera impedido que ASFA funcionara correctamente.

Aún así, la mayoría de los expertos insisten en que una tragedia de estas características se debe a un conjunto de causas. Perfectamente pudo haber sido una mezcla de distintos factores: exceso de velocidad, un despiste del maquinista, algún desperfecto en las balizas de señalización...