Alicia Aza: «Las huellas no se borran, ni siquiera las de la marea»

JAVIER M. FAYA (SPC)
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La autora de 'Las huellas fértiles' propone una inmersión diferente en el mundo de la poesía

Alicia Aza: «Las huellas no se borran, ni siquiera las de la marea»

 
Como ella misma confiesa, hay muchas caras en Alicia Aza, una abogada que lo mismo escribe poemas -su última obra, Las huellas fértiles- que libros sobre Derecho Mercantil. «Pero la cara es siempre la misma y la sonrisa también», apostilla esta amante de los retos, Premio Rosalía de Castro 2011, a la que le gusta presentar colecciones o coquetear con tendencias minoritarias como el videoarte. 
 
¿Qué va a encontrar el lector en su poemario? 
Me gusta que cada lector encuentre la posibilidad de crear su propio poema, unas veces mediante la identificación, otras mediante las sugerencias. Que les provoque la necesidad de volver al poema.
 
¿A quién va dirigido principalmente?, ¿a las mujeres? 
 A cualquiera que quiera sorprenderse y se muestre curioso.
 
¿Quiénes se van a identificar más con este libro? 
 Quizá los que menos se conozcan a sí mismos, pero no hay pretensión de poesía femenina ni masculina. Es una cuestión de sensibilidad, de no querer entender y de perder el miedo a la poesía. Acercarse al libro con libertad.
 
¿Son todas las huellas fértiles?
Las huellas nunca se borran, a veces, como las de la arena cuando baja la marea, se transforman en otras, pero siempre hay una utilidad en ellas, un beneficio; depende de la actitud de cada uno ante las mismas.
 
En su poemario cita a muchas heroínas... ¿Qué destacaría de ellas?, ¿hay algo de ellas en usted? 
 Este poemario tiene un hilo conductor y una unidad temática que me ha valido para crear un discurso poético. Creo que todo poeta debe pasar por el mundo clásico alguna vez. Yo he aprendido mientras trabajaba. Mi intención ha sido utilizar todos los elementos imaginarios de mitos y diosas para trabajar con ellos y, desde mi voz, trascender al mito y dar un nuevo punto de vista subjetivo.
 
Parece que sus padres le regalaban libros en vez de muñecas.  
La verdad es que siempre les pedía una nancy y algún libro. Todavía conservo la primera edición de Los poetas románticos. Antología. De Antonio F. Molina. Corría 1975 y esos eran mis regalos de Navidad de aquel año. Cuando fui abogado, me regalaron por mi licenciatura unas pequeñas pinturas asturianas
 
¿Hace lo mismo con sus hijos? 
Sí, a mis hijos les regalo libros muy a su pesar. El último, El guardián entre el centeno.
 
 ¿Alguno sigue sus pasos? 
 Tengo tres hijos. A mi hija pequeña, que tiene ahora 16 años, le gusta escribir y yo solo la observo desde lejos. Los dos chicos mayores son abogados en potencia, como su padre. A los tres les empieza a interesar el arte contemporáneo y se muestran curiosos y con la mente abierta, pero yo les dejo libres, que busquen y llegarán.
 
¿Cuál es el valor de una obra de arte? ¿Por qué un cuadro normalito puede costar un pastón? 
Hay obras de arte de gran calidad y económicamente razonables. La última que he comprado me ha costado 500 euros. El artista es Tito Pérez Mora y lo recomiendo. Hay que separar el mercado del arte del arte en sí, y a mí siempre me gusta hablar de arte, no de mercado. El pastón muchas veces es solo mercado y no está justificado.
 
Arte y crisis no parecen congeniar muy bien, ¿verdad? 
Con la crisis me temo que solo congenian la creatividad y las buenas ideas o reflexiones. Así que sí, arte sí, mercado no.
 
Seguro que prefiere un poema a unas rosas rojas. 
Si pueden ser las dos cosas mejor. Creo que nunca me han regalado rosas rojas.
 
Poeta y abogada... ¡qué raro suena eso! ¿Puede separar bien esos dos oficios? 
 Los oficios se separan pero la persona no. En cualquier caso, Derecho y poesía están muy relacionados. La pasión por el lenguaje, la búsqueda de la palabra adecuada y precisa para crear un efecto o conseguir una pretensión. La necesidad de las formas. El Derecho exige un lenguaje concreto y específico y la poesía busca siempre una expresividad, pero ambos son lenguaje. Hay grandes poetas abogados, como lo fue Pedro Salinas.
 
Bueno, Torres-Dulce...
Si, gran jurista, fiscal, crítico de cine y poeta, pero, sobre todo, una excelente persona y mi amigo. Presentó mi primer poemario en la Residencia de Estudiantes.
 
¿Hay poesía en los autos del juez José Castro?, ¿y en los informes del fiscal Pedro Horrach? 
 No, ahí no hay poesía. Creo que son más bien escenas de un carnaval narradas con muy escaso acierto jurídico.