San Juan de Dios resiste con Sacyl como principal cliente y busca ampliar su oferta privada

Angélica González / Burgos
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El sábado se cumple un año del anuncio del cierre y el inicio a contrarreloj de las conversaciones con la Junta para llegar a un acuerdo que asegurara su pervivencia

El próximo sábado, 14, se cumple un año desde que el Hospital de San Juan de Dios anunciara su cierre. La situación era -según explicaban los responsables- de tal apuro que no veían otra salida. Comenzó en ese momento una carrera contrarreloj en la que se implicaron el propio centro sanitario, su plantilla, la Junta de Castilla y León como institución responsable de la atención sanitaria y la ciudadanía de Burgos, que asumió un papel activo pidiendo con manifestaciones, concentraciones, recogida de firmas y otras iniciativas la permanencia de esta histórica institución.

Fueron jornadas complicadas en las que no faltaron las pancartas, las declaraciones altisonantes y hasta los malentendidos. El asunto era puramente económico. Al parecer, el dinero que Sacyl pagaba a San Juan de Dios por dar asistencia a pacientes de media y larga estancia -subagudos en el lenguaje médico- y necesitados de cuidados paliativos no cubría ni de lejos su coste. Y no era la primera vez que la orden religiosa se quejaba de esta circunstancia. También lo hacía de la actitud hostil de la gerencia del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), que ninguneaba a los directivos de San Juan de Dios ignorando sus llamadas telefónicas y sus correos electrónicos pidiendo conversaciones y encuentros. Quizás por eso, ahora, un año después, el actual director, Juan Francisco Seco -que sustituyó en el cargo a Guillermo Pérez Toril a mediados de abril, poco antes de que saliera el concurso de la Junta- destaca como uno de los principales cambios la fluidez de la relación tanto con la gerencia del Universitario como con la de Salud de Área.

El conflicto se iba enconando cada vez más hasta el punto de que Sacyl fue dejando de enviar pacientes y empezó a buscar alternativas para cuidar de ellos con recursos propios, ya que el plan de San Juan de Dios era cerrar el 1 de enero de 2015. Hubo algún sindicato que apostó por la apertura del Hospital Divino Valles, en el que alguna vez se pensó como destino de pacientes de media y larga estancia. Pero sin mucho éxito. Porque ni siquiera la Plataforma por la Sanidad Pública puso pegas a que Sacyl subcontratara servicios con San Juan de Dios. En este caso, explicaban, no se trataba de externalizar nada sino de ofrecer lo que el HUBUno tenía, que era la   atención a enfermos subagudos y una unidad de cuidados paliativos de la que, por cierto, sigue sin disponer.

Los trabajadores y la ciudadanía salían a la calle mientras en los despachos continuaban las negociaciones sin éxito. Y cuando todo apuntaba a que el cierre era ya impepinable la intervención del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, que recordó sus vinculaciones emocionales con el centro, recondujo la situación.

Por fin, el 3 de diciembre se resolvió el conflicto. El acuerdo recogía que la Junta mantendría «provisionalmente» los niveles de financiación para la atención de los pacientes crónicos que hasta entonces eran atendidos en el centro. Además, se establecía «un nuevo procedimiento de concertación», vinculando la contraprestación a la asistencia prestada, no a pago por estancia /día sino a una cuantía establecida para cada uno de los procesos asistenciales, según la complejidad de cada paciente. Por otro lado, se prometía la licitación de un concurso público en febrero de 2015, que luego se retrasaría varios meses y al que solo se presentó San Juan de Dios.

Un año después, la situación es de «bastante normalidad», en palabras de Seco. Sacyl sigue siendo su principal cliente no solo por la atención a pacientes subagudos y paliativos sino porque también se hizo con parte del concurso de Rehabilitación de la Gerencia de Salud de Área, por el que atienden a 220 pacientes diarios en esta especialidad. Y los números «generan confianza», según indica: entre enero y octubre de este año se ha recibido una media de 622 pacientes mensuales, «la más alta de los últimos 15 años» y la mortalidad ha descendido un 30%, en parte porque el estado de los pacientes que reciben ahora no está tan deteriorado: «Además de pacientes crónicos y paliativos atendemos agudos para ofrecerles una rehabilitación funcional».

Por otro lado, el gerente -que también lo es del hospital de San Juan de Dios de León- asegura que se ha puesto en marcha una búsqueda activa de compañías de seguros, mutuas y pacientes privados, además de especialistas que quieran trabajar allí. La plantilla sigue estable, «tal y como se comprometió la Orden si el hospital seguía adelante» aunque en algunos casos se han hecho reubicaciones para reforzar la actividad cuando hay picos de trabajo.

Las perspectivas de futuro son, a su juicio, optimistas: «Queremos seguir trabajando con Sacyl como hasta ahora, ir poco a poco creciendo con las compañías de seguros y las mutuas y consolidar la cirugía: tenemos un quirófano listo para empezar y vamos a trabajar con Cirugía Vascular y la Unidad del Dolor».