La inmundicia de la N-120

J. A. de Hoyos / Belorado
-

Un camión con residuos animales pierde parte de la carga y 'apesta' la travesía de Belorado en vísperas de su fiesta

El vertido se produjo a última hora de la tarde, en Belorado. - Foto: Jesús Alcalde de Hoyos

Ocurrió en Villafranca Montes de Oca, pasó en Tosantos, se repitió en Redecilla del Camino y el martes le tocó a Belorado. Así que la villa amaneció engalanada, no con guirnaldas y banderolas por su fiesta patronal, sino con el pestilente recado que uno de los innumerables camiones que cruzan a diario la Nacional 120 dejó  en más de medio kilómetro de travesía.

Un edificio de viviendas habitadas, un establecimiento de ultramarinos, un chalé y hasta la mismísima Casa Cuartel de la Guardia Civil. Nada ni nadie  se salvó del reguero de desperdicios animales  vertidos a última hora de la tarde del martes. A mediodía de ayer continuaban allí, tostándose al sol, como homenaje’ al buen hacer de cuantos se dedican al mantenimiento de la N-120 y de aquellos que, con algún grado de responsabilidad, deben velar por la seguridad y la integridad de los vecinos.

Ni el camionero responsable paró, ni quedó señalizado el desaguisado en la calzada. Por la mañana, ya se había distribuido el ‘regalo’ a lo largo de toda la travesía y en cientos de neumáticos de particulares y transportistas, para ‘deleite’ de quienes acudieron de fiesta a la localidad beliforana, que a buen seguro quedaron prendados con el obsequio de bienvenida.

También pudieron entretenerse con el rondar de un helicóptero de la Guardia Civil, que llegó a aterrizar en el campo de fútbol. Al parecer, no acudía en rescate de los ‘atufados’ vecinos sino que se encontraba en misión rutinaria. 

Estos funestos siniestros son peligrosos para la seguridad vial, ponen en riesgo la salud de las personas y el medioambiente, pero la Junta de Castilla y León continúa sin mediar para que tales transportes sean estancos y seguros, obligando a sus responsables al cumplimiento de las normas reguladoras.

Como las materias residuales las recogen en esta comunidad y las trasladan hasta una localidad riojana, quizá se requiera una reunión de altos cargos autonómicos, como ha sucedido en Sanidad con el País Vasco, para llegar a un acuerdo y firmar un convenio en el que los unos ceden los productos y los otros prometen no ensuciar la calzada y apoyar la construcción de la A-12, desde Santo Domingo de la Calzada hasta la mismísima cabeza de Castilla. Este desdoblamiento será una de las muchas herencias pendientes que el nuevo Gobierno del Partido Popular recibe del PSOE sin ejecutar.

Y son muchas las veces que se repite este atentado contra de la salud de los moradores de estos pueblos, en perjuicio del medioambiente y con un alto gasto de mantenimiento en la N-120. Siempre la misma empresa, conocida por vecinos y viajeros y que, reprobada su conducta por particulares, Ayuntamientos y entes públicos provinciales sigue empeñada en llenar de inmundicias -enmerdar que dirían los viejos sabios- esta carretera nacional.

Los conductores permiten el derrame  de sus putrefacta mercancía por rotura de los remolques, por fuertes frenazos que provocan movimiento en la carga o por no llevar sellados sus depósitos. Pero quizá no sean los transportistas quienes más culpa tengan. Quizá los dueños de fábricas y mataderos industriales también tengan su parte de responsabilidad en esta cruda historia.