París recuerda a las víctimas

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La capital gala celebra un solemne homenaje a los 130 fallecidos y más de 350 heridos en los atentados del 13 de noviembre, con el firme compromiso de «no ceder al miedo ni al odio»

agencias / parís
Dos semanas después de la mayor matanza terrorista vivida en la república y con el Palacio de los Inválidos como escenario de excepción, Francia rindió ayer un homenaje sobrio y emocionado a las 130 víctimas mortales y más de 350 heridos de la sinrazón yihadista, representantes de una «generación» que, según subrayó el presidente galo, François Hollande, simboliza «la esencia del país».
«Los fallecidos encarnaban nuestros valores y nuestro deber es, más que nunca, conservarlos. No cederemos al miedo ni al odio», subrayó Hollande, precursor del acto, que fue aplazado con el ánimo de que muchos de los afectados pudieran recuperarse para estar presentes y eligió el monumental palacio, reservado para los honores militares y de Estado, como marco de una ceremonia en la que participaron unas 2.000 personas para recordar a los caídos por «la guerra» emprendida por el Estado Islámico (EI).
Dos voces anónimas recitaron los nombres y edades de 129 fallecidos -los familiares de uno de ellos pidieron que no fuera mencionado-, cuyos rostros habían desfilado anteriormente por una gran pantalla ubicada en el patio de armas. Fue uno de los momentos más emotivos entre los presentes, algunos con muletas y en sillas de ruedas tras haber vivido el atentado en sus carnes. Junto a ellos, el equipo de Gobierno al completo, miembros de las Fuerzas del Orden y de los servicios de emergencia que trabajaron en la noche de los hechos y algún representante de la sociedad civil, así como los máximos cargos de la oposición política.
Tras un minuto de silencio, roto por los acordes del violonchelo de Edgar Moreau interpretando a Bach, Hollande se refirió, en un discurso solemne, a la juventud golpeada por los ataques, ya que el 60 por ciento de las víctimas tenía menos de 35 años, la edad media de todas ellas.
«Son parte de una generación que ha sufrido una iniciación terrible a la dureza del mundo», subrayó, pero que «vivirá plenamente en nombre de los muertos».
El presidente resaltó que los franceses seguirán «viviendo sus vidas, saliendo a las terrazas, acudiendo a conciertos y a los estadios de fútbol» y prometió que el país «pondrá todo en marcha para destruir al Ejército de fanáticos» que cometió la masacre.
«Francia no cambiará. Si necesitamos un motivo para seguir en pie, para luchar por nuestros principios, para defender los valores de nuestra república, lo encontraremos en su recuerdo», aseveró. «Llevaremos este combate hasta el final y lo ganaremos siendo fieles a la idea de Francia», que fue atacada «cobardemente», frente a los «autores de un acto de guerra organizado lejos y ejecutado con frialdad en nombre de una causa enloquecida y de un dios traicionado», remarcó.
Sin mencionar al EI en ningún momento, identificó al «enemigo» como «el fanatismo que quiere someter al hombre a un orden inhumano, al oscurantismo». «Les venceremos todos juntos, con nuestras fuerzas, nuestras armas, que son las instituciones y el derecho», garantizó.
Los colores azul, blanco y rojo de la bandera nacional marcaron un acto que abrió y cerró La Marsellesa, en sintonía con los valores patriotas evocados por el presidente. La enseña francesa ondeó también en algunas ventanas y, sobre todo, en edificios oficiales, tal y como pidió Hollande, para que quienes no pudieran acceder al recinto rindieran, así, su particular homenaje.