La Arandina, ante el momento clave

@jorgealopez18
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El equipo de Bermúdez cae por vez primera a puestos de descenso, pero las sensaciones de las últimas semanas son aún peores que la clasificación

La temporada se ha presentado para la Arandina como un reto mayúsculo. En su segunda aparición en Segunda División B, el equipo ribereño pretende lograr por vez primera la permanencia en la categoría de bronce y en ello se ha afanado. El inicio de temporada fue esperanzador, pero en las últimas jornadas el equipo parece encallado, atascado, y ofrece sensaciones muy negativas.

Son muchas las dificultades a las que debe enfrentarse el equipo; unas asumidas y otras adquiridas. Por ejemplo, la plantilla es corta, algo que se sabía desde el principio. Pero que se acrecienta cuando llegan factores adversos ante los que poco puedes hacer como son sanciones o lesiones.

Por partes. Es innegable y digno de alabanza el esfuerzo realizado por el club para disponer de un equipo competitivo con un presupuesto más que modesto. Donde muchos equipos hubieran optado por fichar un mayor número de jugadores, aunque quizás varios de ellos de peor calidad, la Arandina apostó por formar un once de relativas garantías y buscar una serie, cuatro o cinco, de buenas alternativas para dar rotación. Casi sin quererlo, el equipo tipo sale de carrerilla: Álex en portería; Borja Plaza, Pajarero, Arturo y Mauri en defensa; Manu Rodríguez y Gonzalo en el doble pivote; Javilillo y Carlos Portero en bandas con Nico de enganche y Pau Franch en punta. Solo Adri ha puesto en duda esta alineación en diversos momentos y puestos, y solo Adeva se ha consolidado como una alternativa fiable desde el banquillo.

No todos los equipos pueden decir que su equipo titular tenga la calidad de esa Arandina. Especialmente destacable es el buen centro del campo formado. Pero no es suficiente.

Con Obispo aún fuera de los terrenos de juego, no existe alternativa en los laterales. Toda ausencia de Borja o Mauri debe ser cubierta por un jugador fuera de lugar, lo que genera dificultades a la hora de atacar. A Fran Ochoa, el jugador llamado a ser alternativa en el triángulo Manu-Gonzalo-Nico, le está costando adaptarse al equipo y su rendimiento está alejado de lo deseable. Dos de los hombres de banquillo, como son Ruba y Zazu, apenas pueden entrenar con regularidad por motivos laborales, lo que merma su rendimiento y, también, el potencial y profundidad de la plantilla. De esta forma, a Bermúdez las opciones se le reducen de manera enorme cuando debe elegir.

No digamos ya si a la escasez de plantilla se suman sanciones y lesiones. En el primer aspecto, es difícil explicar qué le pasa a la Arandina. No es un equipo violento, ni duro, como para ser el segundo más tarjeteado del grupo. Ha visto ya la friolera de 61 amarillas y 3 rojas, lo que hace que ya sean 9 las ausencias por sanción acumuladas, más de una cada dos partidos, dejando de lado las que se arrastraban de la pasada campaña. Y el domingo en Tudela no estará Adri, décima baja. Quizás los árbitros no le respeten por ser un recién ascendido, pero es un asunto que urge solucionar, porque tanto ciclo de amonestación condiciona mucho las convocatorias.

Las lesiones son otra historia. Son incontrolables, por mucho que se haga una buena planificación, pero siempre que una plantilla es corta, estas se multiplican por la acumulación de minutos. Obispo, como decíamos, no ha empezado siquiera a entrenar; Javilillo se perdió el primer mes de competición. Pablo Trigueros, el 'chico para todo' de la defensa tiene el tabique nasal roto. Y el meta Álex ya se ha perdido siete encuentros. Especialmente dura ha sido esta última baja, ya que el club no fichó un segundo portero de garantías y el ribereño Diego está acusando en exceso el salto desde Regional al fútbol profesional. El resumen de estos factores acumulados es que solo Manu Rodríguez, Pajarero (4 amarillas) y Adri (cumple ciclo el domingo) han estado a disposición de Bermúdez todas las jornadas. Presumiblemente solo el gallego se habrá librado de la grada cuando concluya la primera vuelta. 

Pero, con todo, las lesiones y las sanciones no son lo más preocupante. Lo que realmente hace temer por el futuro es que la Arandina es el equipo más goleado del grupo con 32 tantos encajados; en las últimas 8 jornadas ha recibido al menos 2 goles, lo que dificulta mucho la consecución de puntos. Mucha culpa de ello tiene que los errores puntuales e individuales se siguen sucediendo. Únicamente en dos partidos, ante el Racing de Ferrol en el debut y contra el Logroñés en la sexta jornada, se ha mantenido la portería a cero. 

Se sabía que el objetivo era la permencia y que lograrlo significaría mucho sufrimiento. Pero en algunas cosas el equipo ha dado pasos atrás en vez de hacia adelante con el devenir de las jornadas. Se conceden más tantos, se han incrementado las llegadas, pero se ha reducido la efectividad. Y se repiten los fallos individuales. Y parecía más fiable como local ante los aspirantes al ascenso que ante los equipos de media tabla.

No atraviesa un buen momento, en resumen, la Arandina, que ha caído por vez primera a posiciones de descenso a Tercera. Su moral no es la mejor, aunque no ha perdido en ningún partido la fe. Puede salir adelante, pero necesita reaccionar de manera casi inmediata para dar la talla en los dos próximos meses de competición, fundamentales para conseguir su objetivo. En ellos, por El Montecillo pasarán Lealtad, Coruxo, Astorga, Celta B y Peña Sport, en principio rivales directos. Poco se puede ceder en casa, ya que a domicilio tocará, tras Tudelano y Compostela, visitar de manera consecutiva a Racing de Ferrol, Racing de Santander y Logroñés, donde sumar se antoja una quimera.