Tabera al calor de la tradición

M.J.F. / Santa Casilda
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A más de 30 grados, en una jornada prácticamente veraniega, el Santuario de Santa Casilda recibe a cientos de romeros • El delegado de la Junta inaugura oficialmente el juego de la taba

La Rogativa de La Tabera se desarrolló ayer en el Santuario de Santa Casilda en un caluroso ambiente meteorológico ya que se superaron los 30 grados. La jornada fue prácticamente veraniega y el hecho de coincidir con festividad local, incrementó el número de romeros que ocuparon las campas  a la hora del almuerzo popular. La proximidad de las elecciones autonómicas y municipales, atrajo a más políticos que en otras ocasiones. Cientos de burebanos, pero también devotos de Santa Casilda llegados de otros puntos de la geografía provincial, dieron brío a la Rogativa de La Tabera, Fiesta de Interés Turístico Regional por su gran singularidad dentro del calendario burgalés.

La agenda de actos del día arrancó con la procesión con la santa y continuó con una misa en el interior de la ermita. Poco después de las dos de la tarde, las autoridades procedieron a la inauguración oficial del Juego de la Taba en la plaza del santuario donde se instaló una mesa con la tradicional manta. El público se arremolinó para tomar sitio y jalear a las autoridades pidiendo ‘culo’, la posición de la taba que da como ganador a los apostantes. Eran habituales también los empujones para intentar llegar a la mesa y dejar unos euros para casar la apuesta’. Entre los jugadores, había menos caras conocidas que en otras ocasiones y numerosos visitantes que se estrenaban. El encargado de abrir  el juego fue el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Baudilio Fernández-Mardomingo, por representar a la Administración con competencias en la materia. Comenzó apostando 20 euros y sacó tres ‘carnes’ seguidas, es decir, dinero para la banca que entregó al propio Santuario. A continuación, tomó el relevo el presidente de la Diputación, César Rico, que dio paso al subdelegado del Gobierno, José María Arribas.   Después, lanzó el huesecillo el alcalde briviescano, José María Ortiz. Los romeros que se atrevieron a apostar se quedaron satisfechos porque empezaban bien el día.

Tras la inauguración oficial del juego, las autoridades fueron reclamadas por los medios de comunicación presentes en el evento. Fernández-Mardomingo aludiendo a las altas temperaturas de la jornada,  mostró su deseo de que  la Rogativa de la Tabera «haga que llueva pronto porque el campo lo necesita».

Arribas resaltó el gran arraigo de la romería  y reveló que a Santa Casilda «hay que pedirle ayuda para los más  necesitados». César Rico destacó que la fiesta se supera año a año en número de romeros y apuntó que «es una cita muy entrañable no solo para La Bureba sino para todo Burgos». Por su parte, el alcalde briviescano recalcó que se estaban sirviendo 1.100 raciones de paella en las campas y que La Tabera  es «una tradición burebana muy genuina». Concluidos los actos en la ermita, el foco de atención se trasladó a las campas donde cientos de romeros tomaron sitio para degustar paellas y viandas. Este año, la elaboración del suculento arroz corrió a cargo del restaurante del Santuario. Tras la comida campestre, el ambiente se trasladó a Briviesca donde el juego de la taba en los bares fue el gran protagonista.

En los bares

Una veintena de  bares colocaron mesa de juego en la capital burebana para animar la fiesta. Aunque las apuestas no fueron tan elevadas como hace años, antes de la crisis, el ambiente estuvo muy animado. Muchos dijeron que el buen tiempo acompañó. Los ‘novatos’ preguntaban por las normas del juego y enseguida aprendieron que cuando la taba se lanza al aire y cae sobre la mesa puede hacerlo en cuatro posiciones diferentes: dos de pie y dos tumbada. En estas dos últimas no gana nadie y se sigue tirando. De las posiciones de pie, si sale la cara cóncava  (que está pintada para facilitar su reconocimiento y que se denomina  ‘carne’) gana el que ‘ha comprado’ la taba y si cae la otra cara (‘culo’) ganan los que apuestan teniendo opción éstos a tirar la taba y apostar contra los restantes jugadores. La capital burebana se asemejó durante unas horas a un casino lleno de jugadores de toda edad y condición deseosos de tentar a la suerte y ansiosos por doblar la apuesta. Todos se dejarán llevar por el hormigueo de la suerte para poder contarlo al día siguiente porque eso también forma parte de la fiesta. Hay un dicho en la ciudad: «Al día siguiente, todo el mundo dice que ha ganado».