El diagnóstico de cáncer de mama se incrementa un 53% en 15 años

G.G.U. / Burgos
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En el 2000, el General Yagüe registró 140 casos frente a los 215 detectados por el HUBU en 2015, según la memoria. El pico de incidencia ahora está en la década de entre 40 y 50 años

En 1990, el hospital General Yagüe trató 38 cánceres de mama, una cifra que diez años más tarde, al comienzo del siglo XXI, se había incrementado hasta los 140 casos y que a lo largo del último año registrado en el histórico de Patología Mamaria del HUBU (2015) volvió a subir hasta los 215. Es decir, un 53,5% más que hace quince años y, ojo, un 465% si se emplea como referencia el comienzo de los noventa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ese fue el momento en el que los programas de detección precoz se generalizaron en toda España (Castilla y León lo implantó en 1992) y es indudable que hay un antes y un después, no solo en cuanto a número de diagnósticos sino también en cuanto a edades. De hecho, si a comienzos de siglo el pico de incidencia estaba en la franja de mujeres de entre 50 y 60 años, ahora se ha desplazado a la década anterior, de entre 40 y 50 años.

Así lo afirma el jefe de Ginecología y Obstetricia en el HUBU, Javier Martínez-Guisasola, al explicar que «hemos notado que gracias al cribado se está adelantando mucho la detección, por lo que la supervivencia es magnífica y esos cánceres avanzadísimos que veíamos antes, ahora son poco frecuentes». Sin embargo, el servicio está detectando una clara tendencia al alza en otros cánceres en los que es difícil determinar si el aumento se debe a que se diagnostica más o a que hay una mayor incidencia de la enfermedad. Es el caso del cáncer de cuello uterino (41 casos en 2014 y 63 en 2015, un 53,6% más), de endometrio (22 en 2014 y 40 en 2015, un 81,8%) o de ovario (19 en 2014 y 27 en 2015, un 42,1%). «No sabemos explicar los aumentos. ¿Se diagnostica más? No tiene por qué. Yo creo que hay aumento de la incidencia. Pero un año es un espacio de tiempo corto y la estadística puede variar de un año para otro con facilidad», apunta el especialista.

Los 25 años recogidos en el histórico de Patología Mamaria al que se alude en el primer párrafo también han sido de mucha evolución tecnológica, asistencial y quirúrgica. De hecho, el responsable del servicio recuerda que «antes se hacía mucha mastectomía y, hoy, la cirugía es muchísimo más conservadora».

Menos limpieza axilar

 

Esto quiere decir que cuando a una mujer le diagnostican el cáncer y entra en quirófano por primera vez, «hacemos lo que llamamos tumorectomías con estudio de ganglio centinela», dice Martínez-Guisasola, matizando que esta técnica que se realiza en colaboración con Medicina Nuclear, consiste en «introducir una serie de isótopos radioactivos que derivan al ganglio, según la técnica empleada, de forma que con una sonda, en el quirófano se puede detectar de dónde sale la radiación, sacar ese ganglio y analizarlo».

Así, si el resultado es negativo, quiere decir que no hay metástasis y que se puede dar por terminada la cirugía, sin necesidad de limpiar la axila. «Algo que antes hacíamos a todas las mujeres y ahora solo en casos puntuales en los que el ganglio centinela está infiltrado», añade el ginecólogo, subrayando que de esta manera «se reducen mucho las secuelas, los tiempos quirúrgicos y la agresividad».

Una evolución que también se ha experimentado en la Ginecología Oncológica que, en colaboración con Cirugía General, «está incorporando técnicas que hace dos o tres años no nos planteábamos», afirma Guisasola antes de poner el ejemplo de la peritonectomía, una cirugía empleada para limpiar el abdomen, sobre todo en cánceres de ovarios muy extendidos.