Costumbres muy vivas

Belen Antón / Neila
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Neila recreó ayer los trabajos relacionadas con la trashumancia y el campo durante la celebración de la IX Jornada de Recuperación de Tradiciones que organizan los Amigos de la Fuente Cuentera

Las calles de la villa se trasladan por un día a finales del siglo XIX y principios del XX. - Foto: Azúa

A finales del siglo XIX y principios del XX la villa de Neila contaba con unas 20.000 cabezas de ganado bovino. Los dueños de los rebaños y los pastores dejaban tierras serranas a finales de septiembre para caminar hacia Extremadura, donde encontraban pastos y un mejor clima para las ovejas. A finales de mayo regresaban a sus casas y a su pueblo, que durante los meses duros de invierno se había quedado casi sin hombres ya que la mayoría de las familias vivían de la ganadería.

 Esta trashumancia y la forma de vida que conlleva es en Neila mucho más que una manera de subsistir. Es historia, la historia de un pueblo que desde la Asociación Amigos de la Fuente Cuentera no están dispuestos a que se quede en el olvido y por eso organizan desde hace nueve años la Jornada de Recuperación de Tradiciones, que sirve para revivir aquellas actividades relacionadas con la trashumancia y el campo, unas prácticas que recuperan por un día el protagonismo y que enseñan a los más pequeños, y no tan pequeños, a qué se dedicaban sus antepasados.

Como sucediera hace años, el mayoral y los zagales, de regreso de tierras extremeñas, entraron acompañados de sus rebaños en Neila, donde las mujeres y los niños los recibieron con cánticos, antes de que estos comenzaran a realizar distintas exhibiciones relacionadas con las tareas del pastor, como la colocación de la red, el esquileo, la marca del ganado, colocar badajos o la elaboración de quesos, algo que hacían en su día a día durante la trashumancia.

Una vez obtenida la lana fueron las mujeres de la villa las que mostraron qué se hacía con ella. Primero lavarla sobre tablas de madera en el río, en este caso, en el nacimiento del río Najerilla, precioso entorno donde se desarrolla la jornada. Después toca  teñirla, preparar colchones, escarmenar, cardar o hilar. También tuvieron cabida las labores relacionadas con el campo, como la siega o acarreo de las mies y la trilla a pata.

Todo el pueblo de Neila se vuelca en esta iniciativa, que significa mucho para los vecinos. Ellos se caracterizan, sacan a la calle los aperos y recrean y participan en las diferentes labores que se exhiben, incluso este año, como una muestra más de la resistencia a perder sus tradiciones. Se recrearon también Los Cantos de Boda, en los que las vecinas entonaron unas canciones que antaño se dedicaban al futuro matrimonio antes de que se casara. En esta edición también ha cobrado protagonismo el libro Folklore y tradición oral de la Villa de Neila, de Javier Asensio y Helena Ortiz.

Tras la comida, en la que se disfrutó de unas migas y una caldereta, tuvo lugar una actuación musical del grupo Hontoria Canta y diferentes juegos y canciones de niños, hasta que a los pastores volvieron a partir hacia Extremadura. En Neila les esperan el próximo año para celebrar la décima edición de estas jornadas que hacen las costumbres de la villa sigan vivas.