Et un, deux, troix, quatre... Así empieza cualquier clase de danza, con los pasos y la introducción a los ejercicios en francés. Y así, con las posiciones que estableció Pierre Beauchamp, el maestro de baile del rey Luis XIV en el siglo XVII, arrancó ayer la gala con la que la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León quiso celebrar su décimo cumpleaños.

En el Fórum se presentó ayer el talento para bailar que hay en Burgos. En el Día Internacional de la Danza, el auditorio acogió una coreografía perfecta reivindicando un arte «imprescindible», como lo ha tildado el consejero de Educación de Castilla y León, Fernando Rey: «Es profundamente educativa. La danza remite a la belleza y al espíritu. (...). Y esta educación no es complaciente, al revés, exige mucho esfuerzo y dedicación», detalla en el programa.

Sobre el escenario se presentaron pasos de ballet clásico y coreografías de danza contemporánea, las dos especialidades que se imparten en la sede burgalesa (la otra sede de la Escuela está en Valladolid, donde se estudia Clásica y Española). Los bailarines más pequeños, intérpretes con poco más de 8 años, iniciaron la fiesta de cumpleaños al ritmo de la Marcha Radetzky, de Johann Strauss. Poco después, los estudiantes de 1º a 6º de Danza Clásica demostraron la evolución del bailarín de ballet. Por último, ya avanzada la gala, los estudiantes de 1º a 6º de Danza Contemporánea demostraron por qué han elegido esta especialidad.

La calidad de la Escuela, que abrió sus puertas en 2006, es evidente porque algunos de sus ex-alumnos forman parte de las mejores compañías profesionales. A margen de los premios que anualmente consigue. Los últimos, en el Concurso Internacional de Ballet Ciudad de Torrelavega, donde 5 alumnos obtuvieron distinciones. Este curso, además, ha sido especial porque la Escuela se ha encontrado con el público y han pasado por las aulas artistas como Ana Laguna y Aurora Bosch.