La actividad en la arquitectura, como en tantos otros sectores, está como está y tanto Virginia Herrera como Mónica Pérez, que en este momento se dedican a realizar «trabajos de los que nos van saliendo», esperan que el reconocimiento recibido en la gala del premio internacional European  de arquitectura celebrado el pasado lunes en Barcelona les ayude a impulsar su carrera.

Estas dos burgalesas, de 31 y 33 años, presentaron en la Ciudad Condal el proyecto para la rehabilitación de seis hectáreas de una zona de naves industriales en el municipio guipuzcoano de Urretxu. Un trabajo que no obtuvo el primer premio en la categoría de ese emplazamiento, pero que si mereció una mención especial del jurado.

La temática de este concurso bianual de arquitectura se centró en el reto de adaptar la ciudad y la arquitectura a los ritmos urbanos. Para ello, según explica Virginia, su trabajo se esforzó en «buscar en todo momento la multifuncionalidad, la reutilización, el reciclaje, la sostenibilidad, la participación ciudadana, la rehabilitación y el aprovechamiento de los recursos».

Para ello, propusieron una «intervención mínima» con la idea de «poner en valor el patrimonio industrial existente» y siendo consciente de «la realidad actual» que obliga a medir al milímetro los recursos que se dedican a las intervenciones.

Esta joven arquitecta detalló que han hablado con el Ayuntamiento de Urretxu y que les han comentado que tendrán en consideración el trabajo que han realizado pero que ellos tienen ya otros planes para la zona que pasan por intervenir en un primer momento en una nave municipal.

El premio, que impulsa el Ministerio de Fomento desde el año 1998, galardonó a 170 equipos de 16 países diferentes. De todos ellos, España fue el que mejor parado salió con el reconocimiento a 46 proyectos presentados. En el acto estuvo el director general de Arquitectura, Vivienda y Suelo, Juan Van-Halen.