«Aquí la vida vale mucho; en Brasil vale menos»

A.R. / Burgos
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MARTÍN ÁNGEL RODRÍGUEZ • DELEGADO DE MISIONES

Martín Ángel Rodríguez, delegado de Misiones. - Foto: Patricia

Nacido en Hontomín, se ordenó sacerdote en 1982 y antes de viajar a Brasil -donde ha trabajado más de dos décadas como misionero- ejerció cinco años de cura en la provincia. Desde hace unos meses es el nuevo Delegado de Misiones, labor que compagina con la de capellán de las Benedictinas de Palacios de Benaver. Además, los fines de semana atiende a cuatro pueblos.

Dice que hay fechas que nunca se olvidan y una de las que tiene grabadas en su memoria es el 8 de enero de 1987. Fue el día en que se marchó a Brasil de la mano del IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras), país en el que ha trabajado más de dos décadas.

¿El misionero nace o se hace?

Dios tiene una misión para cada uno de nosotros. Las personas que vivimos de la fe, sabemos que hay señales que te van indicando que Él te llama para un misión. Algunos descubrimos que nuestra misión es compartir nuestra fe en lugares distantes.

¿Por qué se fue a Brasil?

El IEMEtrabaja en Asia, África y América Latina; y en este último, en seis o siete países. Yo me fui a Brasil porque en aquella época era un país muy atractivo por todo:muy rico y muy pobre, con muchas desigualdades y con una Iglesia muy dinámica. Y he estado en Sao Paulo hasta hace año y medio. Eso sí, entre medias hice un intervalo de tres años y estuve en Madrid, en Animación Misionera. Sao Paulo es un monstruo de ciudad, con 20 millones de habitantes y tiene muchas diócesis. En 1989 éstas se dividieron en 4 ó 5 subdiócesis; yo estuve en tres diferentes.  

¿Cómo definiría, brevemente, su vida allí?

Como cura, como misionero, fue un encuentro con un pueblo muy abierto a lo religioso y lo creyente, que vive la Iglesia como propio. Pero además, esun pueblo muy dinámico y creativo, que sufre mucho por una historia muy larga de injusticias sociales y desigualdades.

¿Qué fue lo más duro a su llegada? ¿Y después?

Tuve que adaptarme a una dinámica totalmente diferente en lo que respecta a la Iglesia. Pero además, en el día a día el mayor choque fue la violencia y la inseguridad. Es difícil que no haya gente allí que no haya pasado por un asalto o que no tenga un familiar o un conocido que haya muerto asesinado. Yo en varias ocasiones tuve que ir a entierros, a consolar a  familias de jóvenes que habían sido asesinados. 

¿Y se aprende a vivir con esa tensión o uno se ‘acostumbra’?

Yo fui asaltado tres veces con pistola. En una de ellas, que fue en casa, tiraron, aunque me escapé corriendo  porque se encasquilló el arma. Las otras dos veces fue en la calle. Pero eso todo el mundo lo vive;la gente está preparada para ello. Por eso, el primer mes estás asustado, pero después se va pasando y aprendes a vivir con ello.  De todos modos, te dan consejos por si sufres un asalto:habla lo menos posible, no les mires a la cara y ofrece todo. Ysi vas en coche, te aconsejan que no hagas movimientos bruscos con la mano.

¿Son las favelas tan peligrosas como nos las pintan?

En cada barrio pequeño de la periferia hay una. En Sao Paolo hay unas 600 u 800;la más grande tiene unos 80.000 habitantes y la de Río de Janeiro, la Rocinha, casi 150.000. En la última parroquia que estuve había personas de tres tipos de barrios: clase media baja, pobre y una favela de 10.000 habitantes. En ésta, una pequeña comunidad repartíamos sopa, hacíamos pastoral... Para entrar, tienes que ir identificándote prácticamente a cada paso, ir pidiendo permiso.

¿En qué consistía su trabajo allí?

La parroquia era inmensa. En la última tenía cinco comunidades y en cada una había dos o tres misas. Atendía el culto y las celebraciones como bodas y bautizos, aunque también había ministros y ministras de la palabra laicos que hacían la celebración. Igualmente teníamos reuniones de formación sobre la Biblia o Historia de la Iglesia y había pastorales dedicadas más a lo social: pastoral de la favela, pastoral de los niños... A esta última, denominada ‘pastoral da criança’ se dedican más de 200.000 voluntarios en Brasil. Ha salvado a muchos niños de la muerte. Y es que se les ofrecen remedios caseros a los pequeños desnutridos desde la gestación hasta los seis años.

Durante esas más de dos décadas viviendo en Brasil, ¿sintió que su labor servía para avanzar, que se daban pasos?

En el ambiente social, de cuando llegamos a ahora, Brasil ha dado una vuelta gigantesca. Cuando llegué casi estaba saliendo de la dictadura militar y la pobreza era enorme;el salario mínimo entonces no llegaba a 70 dólares y hoy alcanza los 250. Después, con los últimos gobiernos Brasil -entre ellos el de Lula da Silva que estuvo ocho años- cambió y mucha gente salió de la pobreza. Yla Iglesia en todo ese proceso ha estado implicada. Ahora más de 40 millones de personas reciben ayuda todos meses, gracias al programa social ‘Bolsa Familia’. Por tanto, Brasil es un país emergente hoy en día. En los primeros años me acuerdo que íbamos a enterrar a muchos niños  que morían por enfermedades pero ahora es difícil que esto ocurra. 

¿Y a nivel eclesial?

Donde yo estaba era una Iglesia muy comprometida con los movimientos sociales, aunque faltaban curas y agentes de pastoral. Pero después, desde el Concilio Vaticano II y con Pablo VIy Juan Pablo I, fue retrocediendo ideológicamente, se hizo más conservadora y ahora, con el Papa Francisco, ha vuelto a ser una Iglesia más abierta a la realidad social del pobre. En ese tiempo, han ido creciendo las vocaciones, pero también la iglesia se fue cerrando a los  movimientos nuevos, más conservadores. Han ido creciendo las iglesias pentecostales en detrimento de los católicos.

Tras año y medio aquí, ¿echa de menos Brasil?

Bueno, vine porque mis padres son mayores y viven solos y quería acompañarles y cuidarles en esta etapa.

¿Y se plantea volver?

Dependerá de la circunstancias, de mi salud, de lo que la vida me vaya preparando... Ahora mi misión es ésta. Dejo la puerta abierta.

¿Le resultó ‘fácil’ la vuelta?

Lo primero que descubres aquí es que la vida vale mucho;allí vale menos. En Brasil puedes morir mañana a causa de la violencia.  Sin embargo, el otro día quedé maravillado cuando acompañé a mi padre al hospital de aquí;es increíble el cuidado que se da a una persona de 90 años. Allí la salud Pública es un desastre. Además, en Burgos vas por la calle tan tranquilo; no tienes que mirar atrás. Sin embargo, en España la crisis es muy fuerte;a los jóvenes les falta un horizonte, mientras que allí un jovencon 16 o 20 años está estudiando y trabajando a la vez para poder pagarse una facultad.

En los últimos años ha descendido el número de misioneros en Burgos, pese a que la provincia sigue ocupando uno de los primeros puestos a nivel nacional.

En la misma proporción que faltan vocaciones sacerdotales, ha descendido la cifra de misioneros y misioneras. Ysu edad media es alta. Actualmente tenemos contabilizados 884:415 mujeres y 469 hombres. Están divididos en 65 países. América está a la cabeza, con 594;en Europa hay 144; en África 110.

El 15 de junio se celebrará el Día del Misionero Burgalés en Trespaderne.

Sí, el lema elegido es ‘La alegría de evangelizar’ y es un acto que celebramos desde hace 28 años. Normalmente acuden unas 400 personas y se suele dar protagonismo a los que son de esa zona. En este caso, del Arziprestazgo de Medina de Pomar, hay unos 40. Es una celebración para los misioneros que están aquí de vacaciones y también para sus familiares porque también sus padres y sus hermanos participan de la misión, de los sufrimientos, de las esperanzas... A las 12,30 horas, el arzobispo presidirá allí la eucaristía.

Cambiando de tema y centrándonos en los Mundiales de Fútbol. Hace unos días trascendió que en Brasil aún se estaban ultimando las obras de muchos estadios. ¿Le sorprende?

Allí todo se hace a última hora. Con frecuencia recurren a la expresión ‘Al final todo da cierto’, que significa que al final todo sale bien, así que hay que tener confianza.

¿Es futbolero?

Viviendo en Brasil tienes que serlo... El país se transforma esos días;las casas de algunas favelas se han pintado para atraer a los turistas, se suspenden las clases durante el tiempo que duran los Mundiales...

Aunque tendrá el corazón dividido, ¿Quién quiere que gane: España o Brasil?

Vamos a pensar que ambos llegan a la final y ¡que gane el mejor!