Estudian si son municipales las fincas de las chabolas de Capiscol

I.E. / Burgos
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La Concejalía de Patrimonio quiere asegurarse de que son de su propiedad antes de decretar el desalojo. Para echar a los 'okupas' que lleven más de 1 año habrá que acudir al juzgado

Chabolas en Capiscol, - Foto: DB/Patricia González

Después de que advirtiera a los ocupantes de las chabolas o chamizos situados junto al nuevo vial del bulevar (detrás del polideportivo Carlos Serna) de que debían abandonar esos terrenos, el Ayuntamiento estudia ahora si todas esas parcelas son propiedad municipal o si, por el contrario, pertenecen a algún particular. El área de Patrimonio ya se ha puesto a la tarea con el fin de asegurarse de que el Consistorio no echa de fincas privadas a sus moradores.

Además, también está analizando si las personas que hacen uso de los terrenos llevan allí más de un año. Aunque la ocupación -explica el concejal de Hacienda, Salvador de Foronda- no les otorga la propiedad sí que les concede el derecho de posesión. De este modo, el Ayuntamiento debería emprender acciones legales, por la vía civil, para recuperar esas parcelas para la ciudad.

La mayoría de las personas que hace uso de esos terrenos lleva varios años allí y se acuerdan de cuando era un vertedero. Nadie vive de forma permanente. Se trata de parcelas con pequeños cobertizos en las que sus ‘titulares’ plantan todo tipo de hortalizas, dejan a sus perros y montan barbacoas y meriendas en los días de buen tiempo. Están situadas en el triángulo que delimitan el Arlanzón (frente a Fuente Prior), el nuevo vial del Bulevar (a la altura de la calle Villafranca) y la parte de atrás del polideportivo Carlos Serna. Hay familias gitanas, pero algunas son ocupadas por payos y por musulmanes.

El espacio que ocupan una docena de estas construcciones ilegales está dividido por un muro alto de piedra. La mitad  situada más cerca del bulevar es la que pasará a mejor vida antes.

El Consejo de Barrio de Capiscol había solicitado hacía meses al Consistorio que interviniera para hacer desaparecer estas casetas y huertas ilegales, pues sus ‘propietarios’ reconocen que se han ido adueñando del terreno con el tiempo. Agentes de la Policía Local les hicieron una visita en el mes de mayo para advertirles de que debían ir desmantelando sus chamizos con el fin de recuperar los objetos de más valor para trasladarlos a otro sitios.

Para María García, del Consejo de Barrio de Capiscol, «estas chabolas no podían mantenerse por más tiempo». De hecho, indica que el Ayuntamiento de Burgos tenía que haber intervenido mucho antes, porque al dejar pasar el tiempo algunos de los ‘dueños’ de esas fincas se creen ya «con derecho adquiridos».

Ella no critica su presencia solo por razones de imagen, sino por algunas molestias y el ruido que causan algunos de los ‘inquilinos’ de estas chabolas.

Los ciudadanos que ocuparon esos terrenos en su día fueron poco a poco acondicionándolos al comprobar que nadie los requería y colocaron vallas para delimitar a quien pertenecía cada parcela. Prepararon huertas donde ahora plantan lechugas, tomates, berzas, cebollas... Todo para consumo propio. Asimismo, los usan también como merenderos donde llevan a cabo barbacoas y otras celebraciones y fiestas familiares.