Muere tras caer al pozo que excavaba en su bodega de Pampliega

I.E. / Burgos
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Juan Ausín, de 56 años, falleció seguramente el sábado. Su hermano lo encontró ayer

El furgón de la funeraria San José se llevó el cadáver de la víctima. - Foto: Alberto Rodrigo

Juan Ausín, conocido en el pueblo con el diminutivo de ‘Juanito’, llevaba muerto seguramente desde el sábado, pero al ser soltero y sin familiares en Pampliega, nadie le echó de menos hasta ayer. Su hermano, que vive en Villanueva de las Carretas, le había telefoneado varias veces el fin de semana, pero su móvil no daba señal, como si estuviera apagado. Nada extraño, pues hay muchas zonas del pueblo, entre ellas las bodegas -donde murió- que no tienen cobertura.
Pero ayer por la tarde su pariente consideró que ya eran muchas las horas que Juan llevaba sin dar señales de vida. Así que se acercó hasta Pampliega. No se encontraba en su casa, por lo que acto seguido se dirigió hacia el frontón, donde se encuentran las bodegas, una de las cuales era propiedad del fallecido. Y allí lo encontró, encajado boca abajo en un pozo de no demasiada profundidad que había excavado para achicar el agua que se introducía en la cripta. Solo sobresalían sus pies, ya que el resto del cadáver estaba cubierto por agua y lodo.
Avisó al cuartel de la Guardia Civil de Santa María del Campo, que envió una dotación hasta el lugar del suceso. Al comprobar que era imposible sacar del pozo el cuerpo, alertaron a los bomberos voluntarios de la misma localidad, que acudían sobre las 18 horas. La tarea no fue sencilla, ya que al pozo se accede por un pequeño ventanuco de 40 por 40 centímetros. Con todo, lograron rescatarle. 
Un vecino del pueblo que le conocía se encontró con él el sábado por la mañana y le dijo que había colocado un tubo de 7 metros «para eliminar el agua que entraba en la cava procedente de una cuesta». Y que ese mismo día iba a «meter otro de tres metros» para ver si de una vez por todas impedía que se le anegase la bodega. Debió ser mientras efectuaba esos trabajos cuando resbaló y cayó boca abajo a la poza. Los brazos le quedaron en tal posición que no pudo utilizarlos para impulsarse hacia arriba. Y murió ahogado.
Otra habitante de la localidad explicaba que ayer por la mañana salió a pasear por las cercanías del frontón y oyó los ladridos del perro de Juan, desde el interior de la bodega, pero no se imaginó que su dueño estaba muerto. «Supuse que estaba trabajando dentro, como hace otras ocasiones», indicó a este periódico.
El fallecido era soltero y tenía 56 años. Además del hermano que vive en Villanueva de las Carretas tiene otro en Barcelona. Sus padres murieron hace años. Trabajaba como camionero portando grava desde los Balbases a Burgos, pero hacía unos meses que se había quedado en el paro.
Numerosos vecinos de la población se congregaron a las puertas de la bodega al conocer la noticia. El furgón de la funeraria San José se desplazó a por el cadáver con la comisión judicial, integrada por el médico forense. La Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil acudió con varios investigadores a fin de establecer qué había sucedido, si bien todo apunta a que se trató de una muerte accidental.