La Junta interviene en el empedrado del claustro de Santa María la Real

I.P. / Villamayor
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El paso del tiempo y la acción de las palomas han provocado que se levanten las chinas del suelo del monasterio, caracterizado por una rica simbología espiritual, animal y humana

El enchinarrado de los corredores del claustro tiene curiosas escenas. - Foto: Alberto Rodrigo

Aunque comúnmente se conoce como empedrado, su nombre técnico es enchinarrado. Estamos hablando del suelo del siglo XVI del claustro del monasterio cisterciense de Santa María la Real de Villamayor de los Montes. El paso del tiempo y la acción de las palomas va provocando el levantamiento de los chinas o guijarros que se extienden a lo largo de una superficie de 330 metros cuadrados, conformando distintas y curiosas escenas que se agrupan temáticamente en las cuatro pandas o corredores que conforman el perímetro claustral: la espiritual, la corporal, la animal y la social.

Ahora, la Junta de Castilla y León ha adjudicado las obras para restaurar este suelo enchinarrado a la empresa Artyco, de Vitoria, que desde hace un par de semanas se afana en colocar las piedras de, hasta ocho colores, en su sitio. Es un trabajo sencillo, pero meticuloso y que han facilitado las monjas del monasterio, ya que cada vez que un trozo del paño se levantada amontonaban las chinas y así, los expertos profesionales saben las que corresponden a cada uno de los lugares donde están interviniendo. Tras este trabajo que aún se prolongará otras dos semanas,   las figuras animales, las escenas de caza, escudos, motivos florales, juegos de dama... volverán  a verse en toda su dimensión.

Ayer, el delegado territorial de la Junta, Baudilio Fernández-Mardomingo aprovechó su viaje a la localidad y, tras entrevistarse con el alcalde, Eugenio Calvo, ambos se acercaron al monasterio de la orden del Císter para ver in situ los trabajos. Él mismo explicaba el proceso que consiste en levanta el espacio donde faltan los cantos rodados, en dejarlo limpio para echar después una cama de mortero sobre la que se vuelven a colocar las chinas en su lugar, recuperando así las figuras diseñadas hace seis siglos en estos suelos.

La madre abadesa Ana Maestre, agradeció al delegado territorial que la Junta haya tenido en cuenta la petición de la comunidad, que se había transmitido hace cuatro años a la consejera de Cultura en el transcurso de su visita a la abadía, en la que viven 18 religiosas. La Junta ha podido habilitar una partida de 22.000 euros para mejorar el suelo enchinarrado del espléndido claustro.

Hace 10 años se realizó una importante obra de restauración de todos los exteriores; interiormente, el monasterio está bien, con la excepción de una escalera de caracol que se está deteriorando.