Un paseo por la nostalgia

R.P.B. / Burgos
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Jesús Toledano resucita con A las ocho en Garden el Burgos extinguido de los 80 con sus paisajes, usos, costumbres, modas y series

Jesús Toledano, en el mítico lugar de las citas ochenteras. - Foto: Ángel Ayala

La cita, claro, es en Garden. O, mejor dicho, en lo que un día fue Garden, esa esquina ruidosa de autobuses que era el kilómetro cero, el lugar de reunión de amigos que, bien de Gamonal, bien de la otra punta de la ciudad, escogían este céntrico punto para encontrarse y vivir. Ya desde el propio título, A las ocho en Garden, abraza su autor, Jesús Toledano, la nostalgia: por una época, la de los ochenta, que él añora hasta el espasmo; y, en esta última obra, por la ciudad que Burgos fue en aquella época. Una urbe que, asegura el escritor, que presentó ayer la obra en una Sala Polisón que se convirtió en una cápsula del tiempo por la que desfilaron personajes y performances ochenteros, «ya no existe».

Propone Toledano un paseo por la ciudad de la mano de un personaje, vecino de Las Huelgas, joven rebelde que coquetea con las drogas y que está obligado a tallarse para hacer la ‘mili’, que sale de casa y termina por atravesar la ciudad haciendo escala fugaz en hitos y lugares ya desaparecidos, como la Cellophane, o por espacios y calles que hoy a muchas generaciones les costaría reconocer porque su fisonomía actual está liberada de coches, por ejemplo, caso de la plaza del rey San Fernando, Laín Calvo o la plaza España, que era un verdadero aparcamiento a la sombra de las torres del Feygon.

Todo el relato está salpicado de fotografías y de píldoras que ayudarán a los lectores más jóvenes a situarse en el tiempo y en el espacio, porque lo que Toledano hace, quizás sin pretenderlo, es una labor pedagógica, no de simple recuperación de un pasado inmediato: completando ese paseo uno se encuentra con información de lo más interesante sobre usos y costumbres de la época o sobre la historia de elementos urbanos. Se ve el relato asimismo enriquecido por guiños de ocio: a la música, al cine (y a los cines, ya todos desaparecidos, del Calatravas al Avenida) y a las series de televisión de aquella época, que lo fuera dorada en este sentido, de Vacaciones en el mar a V, de El gran héroe americano a Canción triste de Hill Street pasando por Dallas, El coche fantástico o Fama.

No quedan fuera de esta historia ni comercios como el del título, que ya sólo abren en la memoria de quienes los conocieron, ni una radiografía del deporte local tanto de la élite como escolar. Hay, también, nombres propios con un protagonismo especial, porque al autobús -azul, naturalmente, y con revisor- que coge el protagonista para subir a Gamonal, se suben personajes tan significativamente ochenteros como el músico Tuco, el futbolista Manzanedo o Julián Campo. Prologado por María Jesús Jabato y con epílogo del arquitecto Félix Escribano,A las ocho en Garden, editado por Gran Vía, es un tratado sobre la nostalgia escrito con ternura que explica lo que esta ciudad fue. Y tal vez lo que fuimos.