Urgen a desmontar el arco de la Isla antes de cubrir San Juan

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Amigos del Románico y Cerasio afirman que esperar a que se coloque la cubierta para trasladarlo podría obligar a mantener el pórtico románico a la intemperie un invierno más

La Asociación de Amigos del Románico y el colectivo cultural Cerasio urgieron ayer al Ayuntamiento a iniciar los trámites legales que permitan desmontar ya el pórtico  procedente de la Iglesia de la Llana de Cerezo de Río Tirón ubicado en la Isla y no esperar a que termine la obra de la cubierta del Monasterio de San Juan -el sitio al que se trasladará- para empezar el papeleo. Los representantes de estos colectivos, Jesús Ribate y Marino Pérez, recalcaron en un acto público en el paseo de la Isla que es «imprescindible» actuar con rapidez porque la pieza está tan deteriorada que, dicen, no aguantaría otro invierno a la intemperie. Y si se espera a tener instalada la cubierta, el frío se habrá echado encima cuando se quiera iniciar el traslado.

Los representantes de los dos colectivos volvieron a denunciar públicamente que el motivo de que la pieza románica no pueda permanecer otro invierno en la calle es «la restauración entre comillas» que se realizó en 2011, aprovechando la reforma del paseo. Entonces, explicaron Ribate y Pérez, «se produjo la drástica pérdida de la policromía y la superficie exterior de la talla», que es lo que más la protegía. Y es justo este punto el que más enerva a las dos asociaciones: cómo es posible que una pieza conservada en la calle durante ocho siglos -del siglo XII a 1931 en la fachada de la iglesia del pueblo, bajo un soportal, y desde 1932 hasta ahora en la Isla- haya sufrido en una intervención humana más daño que en toda su historia. Y de ahí que hicieran especial hincapié en la necesidad de que el Ayuntamiento aclare quién se encargó de la limpieza que se llevó por delante el relieve y exija responsabilidades; algo que ya han preguntado por escrito de manera oficial, obteniendo como única respuesta el propósito del equipo de gobierno de trasladar el arco a un espacio protegido de la climatología.

 Algo que  los dos colectivos agradecen, pero que creen insuficiente. ¿Por qué? Porque siguen sin explicarse cómo es posible que «pasara inadvertida a los técnicos de Patrimonio la vandálica acción que ha pulverizado la capa superficial»;  que el informe de restauración «no describiera adecuadamente el elemento sobre el que se iba a intervenir y no incluyera fotografías de detalle» o que en el citado informe de restauración «se afirmara que no poseía mucha policromía, solo pigmentos rojos, si como bien saben los especialistas y los buenos aficionados, la portada de Cerezo de Río Tirón era hasta la nefasta restauración, una de las portadas románicas castellanas que más restos de policromía había conservado. No solamente roja, sino blanca en los rostros y negra». Todas estas preguntas, recalcaron Jesús Ribate y Marino Pérez, siguen sin respuesta concreta y ellos van a seguir exigiéndolas.

Fotografías.

No es la primera vez que los representantes de estos dos colectivos culturales atribuyen el deterioro de esta pieza a la intervención del año 2011; de hecho, es la tesis que han sostenido desde que constataron con fotografías e informes de restauradores profesionales que fue en ese año cuando se produjo el radical cambio de imagen en las esculturas. Sin embargo, ayer volvieron a relatar cómo se llegó de la sospecha a la constatación.

Marino Pérez, de Cerasio, relató que tras la reapertura al público del paseo se percató del deterioro de la portada y la atribuyó a la climatología y a la ubicación: en la calle y muy próxima al río. En ese momento, Cerasio solicitó por primera vez al Ayuntamiento el traslado a un lugar protegido. Una petición a la que se sumó Amigos del Románico y a finales de 2014, se decidió que ese lugar sería el Monasterio de San Juan, que permitiría mantenerlo resguardado gracias a la cubierta que se está terminando de colocar ahora.

Sin embargo, Marino Pérez y el experto en románico y expresidente de Amigos del Camino, Juan Antonio Olañeta, decidieron hacer un análisis comparativo de la evolución del deterioro mediante fotografías.  Y explicaron que «dado que la degradación entre 1995 y 2014 parecía excesiva, sobre todo si se comparaba con el período comprendido entre 1931 y 1995», decidieron recopilar el mayor número posible de imágenes para poder establecer una cronología año a año. «Al comparar las fotos de 1931, 1995 y las del período 2009-2014, la conclusión no dejaba lugar a dudas: mientras que la escultura de la portada había conservado su policromía y capa superficial hasta 2010, en las imágenes de 2011 las figuras aparecían desolladas», señalaron.

Entonces decidieron consultar con «varios especialistas», quienes descartaron que el origen del deterioro súbito se encontrara en «causas naturales» y apuntaron a una presunta «mala praxis en el proceso de restauración». Así, declararon que los profesionales les indicaron que, «muy probablemente» la pérdida de relieve se debe «a la limpieza por proyección, especialmente si la superficie estaba ligeramente disgregada o el operario no era muy hábil. No es un mal método si se sabe utilizar, pero es tremendamente peligroso si no se controla la presión, la distancia y el ángulo de trabajo». Ese es el punto de vista de los expertos, ahora falta por conocer el de la Administración. Sobre todo en lo relativo a las causas y a los responsables «de este desaguisado».