Lo que el viento no se llevó

Florituras / Burgos
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La tercera de abono llenó casi tres cuartos de plaza. Una tarde más, numerosos rostros conocidos del mundo empresarial y político de la ciudad se dejaron ver por los tendidos y el callejón

Fiel a su cita con la feria de Burgos, el escritor Arturo Pérez Reverte, invitado por Carlos Olivares. - Foto: DB/Jesús J. Matías

Y menos mal, porque por un momento pensamos que íbamos a salir volando. Les pongo en antecedentes. La tarde iba regularcilla en cuanto a lo que estaba pasando en el ruedo. Interesantes toros los de Bañuelos; desafortunado Padilla, estupendos Castella y Talavante en sus primeros, pero desacertados con los aceros. Curioso el detalle de que el caballo con el que salió al ruedo Miguel Ángel Muñoz para picar el tercero de la tarde se llamaba Talavante. Curioso, digo, porque era el que le correspondía al propio Alejandro Talavante. Y sale el quinto, un toro de lámina con el que el francés se estaba luciendo. La cosa prometía, hasta que de repente sopló una racha de viento sahariana. Pero Castella estuvo firmísimo, sin importarle quedarse al descubierto en la cara del toro. ¡Qué faena, Dios mío, qué faena! Dos orejas para el de Beziers. Aplaudiendo entusiasmada descubrí a Virginia Arnaiz, directora del Gabinete del presidente Herrera, comentando algo con el alcalde, a quien por la mañana le vimos en el apartado.

A su mujer, Cristina Merino, la descubrí en la parte alta del tendido, junto a Marta Nieto, secretaria particular de Javier Lacalle, quien próximamente pasará por vicaría. En la barrera del 7 estaba Arturo Pérez Reverte, junto a Carlos Olivares, bien cerca de la familia del Hostal La Varga, quienes suministran merienda desde hace años a muchos compañeros de prensa del callejón. ¡No saben lo contentos que los tienen! También encontré a Nacho Camarero y al Jefe de Prensa de la Diputación, Javier Solas, quienes no perdían detalle.

Tampoco quiso perderse la tarde el recientemente nombrado General Jefe de las Fuerzas Pesadas, Miguel Alcañiz. Cerca de él estaban Miguel Ángel Benavente, presidente del Autocid, y Enrique Bañuelos, presidente de la Federación de Empresarios de Comercio de Burgos.

Fiel a su localidad, Fernando Rodríguez Porres y su mujer, y no lejos, Santi Francés. Por la zona alta del 1, los incondicionales, a cuya cabecera siempre está Jorge Hernaiz. Será por su altura.

En la barrera del 2 y color azulón, Pilar de Sebastián, que trabaja en la librería que Hijos de Santiago Rodríguez tiene en el centro comercial Alcampo. En el 5, Raquel Marijuán, propietaria de la floristería Mari Carmen, con su inseparable amiga Puerto Alía, propietaria de la peluquería que lleva su nombre, extremeña de nacimiento y seguidora de los toreros de su tierra. Y en el callejón, José María González, un palentino encantador, taurino hasta las patas y padre, para quien quiera un guiño con la prensa del corazón, de Nuria González, la mujer de Fernando Fernández Tapias, a quien estoy segura de que veremos por la plaza el día que toree Manzanares. Y, si no, al tiempo.