Las fiestas y lo que acostumbra

I.L.H. / Burgos
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Los Sampedros arrancan con frío y la Plaza Mayor repleta para cantar el himno, recibir a sus reinas y escuchar el pregón. Menos mal que entre bambalinas no todo está previsto

El baile de los Gigantillos siempre atrae las miradas de niños y grandes. - Foto: DB/Jesús J. Matías

Todo transcurrió sin ningún incidente. Esta vez al alcalde no se le quemó ninguna bandera (el año pasado Javier Lacalle se estrenó chamuscando la de Castilla y León), el frío volvió a colarse en medio de la fiesta, la Plaza Mayor presentó el aforo completo y a las reinas, presentadora y pregonera, pese al viento, se les escuchó correctamente. Salvo por los entresijos de la trastienda, las fiestas de SanPedro y San Pablo 2012 comenzaron con la sobriedad y el destemple con el que este tipo de actos y los Sampedros nos tienen acostumbrados.

Entre bambalinas la pregonera, Regina Peñacoba, reconocía haberse quedada helada en el balcón del Ayuntamiento; los miembros de la Peña Los Mangas sobresalían cantando en corro y abrazados el Himno a Burgos; un joven se dejaba notar entre el público interpretando este mismo tema con el lenguaje de signos; y los discursos de las reinas  infantil y mayor, Lucía Fraile y Eva Gutiérrez, fueron reconocidos con opiniones satisfactorias.

Pero entre bambalinas el momento más temido -para qué vamos a engañarnos, matas a un perro y te llaman mataperros- fue el lanzamiento de la bomba anunciadora. El percance del año pasado tenía en ascuas a quienes rodeaban al alcalde, desde el personal del Ayuntamiento hasta los guardaespaldas pasando por su jefa de prensa, Marta Nieto. No hubo tiempo para ensayar, pero sí para hacer bromas sobre cuál sería la bandera herida.

Lucía Fraile (i) y Eva Gutiérrez llevan desde ayer la banda que les acredita como reina infantil y mayor, respectivamente.Lucía Fraile (i) y Eva Gutiérrez llevan desde ayer la banda que les acredita como reina infantil y mayor, respectivamente. - Foto: DB/Jesús J. Matías Llegado el momento, el alcalde se asomó sobre el balcón para alejarse de cualquier tela y encendió la mecha sin contratiempos. Prueba superada. Y con ella, daban comienzo oficialmente las fiestas.

Una hora antes, a las 9 en punto, el protocolo dirigía el devenir de la proclamación de las reinas, el baile de los danzantes y el de los Gigantillos, el izado de banderas y la interpretación del Himno a Burgos. Un guión exacto que no varía salvo por el rostro de las reinas de cada edición. Las de este año son Sofía Beato Rubio, Cecilia Peña Rodríguez y Lucía Fraile Puente como damas y reina infantil respectivamente, y Marina Portugal Arnáiz, Natalia Miguel Ramos, Andrea Izquierdo Gil, Paloma García Delgado y la reina mayor, Eva Gutiérrez Adrián.

La imposición de bandas fue arropada con lanzamiento de confeti, pancartas y gritos de apoyo mientras la presentadora,Yolanda Rueda, recordaba los detalles de los trajes de amas de cría heredados de los tiempos de Carlos III que visten damas y reinas. Las damas llevan faldas pardas, verdes y marrones, y las reinas, azul turquí.

Con las bandas que las acreditan como reinas, Lucía Fraile y Eva Gutiérrez subieron al balcón del Ayuntamiento para decir sus primeras palabras en público. Lucía, la reina infantil, habló emocionada de que el de ayer sería un día difícil de olvidar y animó a que niños y niñas disfrutaran de las fiestas: «No tenemos excusas. Se acabaron los madrugones, las tareas y los exámenes. Estamos de vacaciones», recordaba feliz.

Le siguió delante del micrófono la reina mayor, Eva Gutiérrez. En su alocución hizo un guiño a la sonrisa marca de ciudad, tuvo un recuerdo para los burgaleses ausentes y habló de que tras las fiestas se cierra un paréntesis que nos hará recuperar la energía necesaria para enfocar «la positividad y la esperanza».

La presidenta del Comité de Folclore, Regina Peñacoba, también habló en su pregón de hacer un paréntesis en las fiestas. Pero sobre todo centró su oratoria en las tradiciones, en el papel de los danzantes y grupos de danzas, en las dulzainas y en los Gigantillos.

El resto del guión ya se lo saben: concierto de la Banda Ciudad de Burgos (antes y durante el acto), actuación de la Federación Coral  y los entresijos, que al final es lo que hace dispar a cada edición.