La estación de autobuses arandina podría echar el cierre el 1 de julio

N.L.V. / Aranda
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Representantes de la empresa encargada de su gestión informaron ayer a responsables de los establecimientos que aún operan en ella la más que probable adopción de esta medida

Ante la falta de servicios, los viajeros que acuden a la estación tan solo pueden sentarse en las bancadas instaladas en la remodelación que se hizo en el año 2008. - Foto: Nieves López/Edición Ribera

El cúmulo de despropósitos que en materia de transporte parece que últimamente afectan a la capital ribereña vivió ayer un nuevo capítulo tras darse a conocer la posibilidad de que, en apenas tres semanas, a partir del 1 de julio, la estación de autobuses arandina podría dejar de funcionar, con la incertidumbre generada sobre qué ocurriría con los servicios que tienen su punto de partida y llegada en ella ante la inexistencia de servicio ferroviario.

Al parecer, fue la propia concesionaria, una firma constituida por algunas de las empresas de autobuses que operan en la localidad, la que ayer mismo informó a responsables de los pocos comercios y establecimientos que aún funcionan en la estación de que con la llegada del próximo mes estas instalaciones no volverían a abrir sus puertas. Un extremo que este periódico intentó confirmar con la propia adjudicataria. Uno de sus representantes reconoció inicialmente que la decisión adoptada iba en ese sentido, aunque emplazó a explicar los detalles ayer por la tarde. Llegado ese momento, únicamente aseveró de manera reiterada que «no va a haber ninguna declaración sobre el tema».

Todo apunta a que el problema tendría su origen en las dificultades económicas por las que atraviesa la concesionaria que, además, se encuentra fuera de contrato desde hace prácticamente un lustro. Tras construir la estación de autobuses, su titular, la Junta de Castilla y León, sacó a licitación su gestión en 1988 durante un periodo de 20 años. El concurso lo ganó una empresa constituida por las operadoras de transportes bajo el nombre Estación de Autobuses de Aranda de Duero SL y su periodo de vigencia finalizó en 2008. Sin embargo, desde entonces ha seguido funcionando fuera de contrato.

Llegado este momento, y ante las dificultades económicas derivadas de la crisis, que deben afectar especialmente a una de las socias de la sociedad, se ha optado por adoptar medidas drásticas. Fuentes consultadas por este periódico señalaron que la situación se veía venir, asegurando «que la han dejado morir poco a poco». De hecho, en los últimos meses, y con la cada vez menor frecuencia de autobuses provocada por la restricción de trayectos, han ido recortándose servicios poco a poco. Aunque nunca se ajustó al cien por cien a las condiciones del contrato, la verdad es que desde hace algunas semanas el departamento de consigna y facturación no funciona. También ha cerrado sus puertas la cafetería, a cuyo responsable se le llegó a ofrecer asumir la gestión de la estación pero que lo rechazó ante los desencuentros sobre la existencia de paradas fuera de las propias instalaciones de la terminal de autobuses y las exigencias a las que tenía que hacer frente.

Los recortes han llegado a un punto que prácticamente no existe servicio de limpieza y mantenimiento, lo que está confiriendo a estas dependencias un cierto aire de abandono. De hecho, algunos afectados indicaron que prácticamente solo hay una persona encargada de abrir las instalaciones por la mañana y cerrarlas por la noche, una taquilla se encarga de atender toda la demanda de billetes y se ha instalado una máquina expendedora automática, aunque todavía no está operativa.