Jaime Urcelay es un abogado madrileño con dilatada experiencia en gestión de recursos humanos que ejerce de ‘pozano’ todo lo que puede. Actualmente, es profesor en el Centro Garrigues y colaborador del Instituto de Desarrollo Directivo Integral de la Universidad Francisco de Vitoria. Además, realiza consultorías y publica libros sobre liderazgo y dirección de personas. Pese a su escaso tiempo, mantiene muy activo y actualizado un blog denominado Peñas Arriba que dedica un apartado especial a la villa salinera.
Llevado por su pasión a la patria chica, trata de conocer mejor su historia, «que tiene todavía mucho por descubrir y divulgar pese a la extraordinaria labor realizada en las últimas décadas por quien fuera muchos años su párroco, Don Feliciano, por Fray Valentín de la Cruz y por otras personas, como por ejemplo Eduardo Saiz en lo que se refiere a las salinas», indica el propio Urcelay. El abogado madrileño lleva años recopilando toda clase de noticias históricas sobre la localidad burebana. Lo ha hecho en internet y leyendo todo lo publicado, pero también buceando en el Archivo Municipal de Poza, en la Biblioteca Nacional, en el Archivo Histórico Nacional y en el Archivo Provincial de Burgos. Comenzó publicando todo lo que encontraba en un blog al que llamó Salionca, en honor de la enigmática ciudad autrigona que, según los historiadores, estaba emplazada en el Cerro del Milagro, en Poza, cerca del río Homino. Pero Urcelay no solo se interesa por los apuntes históricos de la localidad natal de sus ascendientes. También le tientan la literatura y el cine. En los últimos artículos de su blog, hace alusión a los filmes Cuerda de presos y El Disputado voto del Señor Cayo que se rodaron en Poza.
Lo próximo que publicará es sobre Ignacio Ellacuriaga, héroe de la terrible epidemia de cólera de 1855, y sobre la fábrica de la luz de Los Molinos y la llegada de la electricidad a Poza, en la que tuvo mucho que ver su bisabuelo, por aquellas fechas alcalde de la villa.
La vinculación de Urcelay con Poza es familiar. Su bisabuelo y su abuelo nacieron en la localidad burebana y su padre siempre se sintió pozano, aunque nació en Madrid y su carrera profesional de marino de guerra le obligó a vivir lejos. «En el pueblo, pasábamos la mayor parte de las vacaciones familiares, en torno a mi abuela y casi siempre también con tíos y primos; quizá por eso asocio Poza al cariño familiar», indica. Para su padre, fallecido hace apenas un año y enterrado en Poza, la villa salinera era «una especie de paraíso perdido, algo así como un sitio mágico», dice Jaime.Y esa intensa pasión se la supo transmitir a sus seis hijos.