En los últimos años, la tecnología está cambiando la manera en la que nos movemos a diario. Han surgido medios de transporte sostenibles y los usuarios se van concienciando poco a poco del impacto que tiene la contaminación en el medio ambiente.

Puede que el nombre Greyp no le suene a casi nadie. Pero si tenemos en cuenta que el responsable de su desarrollo es el mismo que llevó a cabo el Rimac Concept One, un deportivo eléctrico que alcanzaba los 600 kilómetros de autonomía, la cosa ya empieza a cobrar interés. Rimac Automobili, una marca croata especializada en tecnologías avanzadas, ha presentado una bici de asistencia eléctrica con un motor que tiene una potencia de hasta 12 kW/h que permite alcanzar los 70 km/h, aunque en la versión comercial se ha limitado a 45 km/h.

Pero lo mágico de este vehículo es su batería de 3 kW/h en lugar de los habituales 1,5 kWh. Con este elemento y una gestión electrónica del motor, la autonomía teórica se dispara hasta los 240 km, lo nunca visto hasta ahora en una bicicleta asistida. La Greip G12H se sitúa como una referencia de lo que van a ser los vehículos personales ligeros del futuro y presenta detalles tan avanzados como un antirrobo mediante lectura de la huella dactilar. Aunque su vanguardismo tiene un precio, y bastante elevado, puesto que se vende por 8.300 euros.

El otro vehículo de moda es el Xiaomi Mi Scooter M365, un patinete eléctrico con una autonomía real de 30 km. Tiene un motor eléctrico una potencia de 500W capaz de alcanzar una velocidad máxima limitada a 25 Km/h. Tiene un peso de 12,5 kilogramos y su diseño hace que se pueda plegar en tres segundos pulsando un botón.

Está fabricado en aluminio, que se caracteriza por ser un elemento realmente ligero para el transporte, además de resistente. Asimismo, diferentes luces en el manillar indican el nivel de batería, además de que se puede encender el motor eléctrico pulsando un único botón, pudiendo seleccionar diferentes modos de luces de corto y largo alcance para moverse en situaciones de poca luminosidad.

En ciudades como Madrid ya se ha regulado su utilización, con la obligación de circular por las calles de la capital que tengan un límite de velocidad de 30 o de 20 kilómetros por hora, así como por los carriles bici, pero no podrán moverse por las aceras en ningún caso.