En medio de la crisis económica y del que hasta ahora ha sido el año más duro de todo el ciclo, la mayoría de las grandes empresas burgalesas cerraron 2012 con crecimiento o al menos con una estabilización en sus ventas que les permitió sobrevivir en medio del océano de malas noticias empresariales en el que llevamos desde el ejercicio 2008.

Diario de Burgos ha solicitado los números de las 20 principales firmas con sede en la provincia por su volumen de facturación y ha comparado los números de 2011 con el del último ejercicio completo. Del total de empresas consultadas han respondido 18, y de ellas 11 presentaron unas cifras de ventas iguales o superiores. Solo el Grupo Leche Pascual y Bridgestone Hispania siguen sin tener listas las cuentas del año (las presentarán en el mes de julio) y tampoco han ofrecido una previsión aproximada. El resto, al menos, confirman las tendencias.

De su análisis se desprenden dos conclusiones generales: la primera, que a las más grandes el viento de cola las impulsa. Y la segunda, que quienes dependen del mercado nacional lo están pasando mucho peor que aquellas que apostaron por la internacionalización y cuyas ventas se derivan a terceros países, incluso más allá de las fronteras europeas.

Entre las 10 primeras compañías solo hay una, Transformados Siderúrgicos (con sede en Pancorbo, y dedicada al sector del acero) que haya bajado su volumen de facturación. A la espera de lo que digan Pascual y Bridgestone, el resto presentan cifras positivas.

No ocurre lo mismo en la segunda mitad de este pelotón de cabeza, donde encontramos una mayor variedad. De hecho, entre la empresa número 11 y la número 20 de la provincia por su volumen de facturación hay seis que cayeron y cuatro que crecieron. También aquí el tamaño importa y los gigantes están sacando más provecho de la crisis.

Pero también entra en juego el factor clave de la internacionalización. Buena parte de las que aumentaron sus ventas lo hicieron gracias al extranjero. Grupo Antolín, por ejemplo, lo achacó en su balance anual al buen comportamiento de los mercados chino y norteamericano.

En Adisseo, explica su director, Pablo Doménech, exportan un 95% de la producción de metionina que llevan a cabo en el polígono de Villalonquéjar y el año pasado consiguieron hacerse con la producción de su grupo para Estados Unidos, arrebatándole este papel incluso a una empresa ubicada en tierras americanas.

El propio Doménech reconoce que «esto nos permite alejarnos de la crisis de nuestro mercado más cercano, porque hemos generado la confianza de un grupo multinacional gracias a una gran competitividad y a una excelente plantilla» y han logrado consolidar en los 120 empleos directos y 35 indirectos.

Aciturri es otra de las firmas que puede presumir de haber mejorado resultados, también gracias a la exportación de su producción. «El aeronáutico es un sector plenamente globalizado y actualmente entre el 80 y el 90% de nuestra facturación procede del exterior», comenta Ginés Clemente Ortiz, consejero delegado de la empresa de Miranda de Ebro. «A nivel global la demanda de aviones continúa creciendo y seguirá siendo así en los próximos años, y el crecimiento del número de pasajeros se mantiene constante en los últimos años a un ritmo del 5% anual», apunta el mismo Clemente, lo que permite deducir que en el futuro inmediato su compañía tendrá buenas perspectivas.

En GlaxoSmithKline (cuyo director es entrevistado unas páginas más adelante en este mismo periódico) la producción de un analgésico desde hace un año y una inversión de más de 80 millones entre 2006 y 2012 les permite ser competitivos a nivel mundial.

El panorama de las internacionalizadas contrasta con aquellas que tienen una mayor dependencia del mercado nacional. Industrias del Ubierna-Bekaert, por ejemplo, que ocupa el número 11 del listado, cayó el año pasado casi un 20%. Fuentes de la empresa explican que a la crisis del automóvil se sumó que «nuestra producción es mayoritariamente para clientes ibéricos, lo que no ha ayudado». El arranque de 2013 les permite albergar mayores esperanzas.

También se vieron penalizados por el parón del consumo nacional en Hispanofil, la fábrica de material eléctrico, o en Gambastar, a la que la caída de pedidos por parte de los supermercados Mercadona ha lastrado los números del pasado ejercicio. Por el contrario, otras empresas cuyo mercado es el local como Abonos y Semillas o Norpetrol han logrado mejorar, en mayor o menor medida, sus resultados.

 Siempre en relación a su volumen de facturación, entre todas las empresas sigue destacando con gran distancia sobre el resto el Grupo Antolín como la principal empresa burgalesa. Durante el año 2012 alcanzó una facturación de casi 2.700 millones después de un incremento del 11 por ciento.

Absolutos o relativos

Aunque en términos absolutos mantiene el liderazgo, Antolín no fue, sin embargo, la empresa burgalesa que más creció, ni mucho menos. Su porcentaje queda muy lejos del que ofrecen otras grandes compañías de la provincia, como Glaxo, con un 39% más, Adisseo o Aciturri, que rondaron o superaron el 30%, o Abonos y Semillas y Skretting, en el ‘escalón’ del 20%.

Mención aparte merece el caso de las constructoras. En un año crítico para el sector, Aragón Izquierdo y Arranz Acinas presentaron comportamientos muy distintos. Mientras en el primer caso su facturación se desplomó de 94 a solo 3 millones de euros (hay que recordar que entró en concurso de acreedores), en el segundo el dato que trasladan refleja un sorprendente crecimiento del 55%, al pasar de 79 a 123 millones.

Arranz ha presentado en el mes de mayo de este año un EREde extinción para 57 trabajadores, pero en 2012 y pese a ser «un año complicado» lograron mejorar la cifra de negocio «haciendo los mayores esfuerzos para amoldar nuestra oferta a la demanda, es decir, ajustando precios, además de potenciando otras áreas de negocio», explican desde el departamento financiero de la empresa.