La estrecha colaboración entre el Servicio de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León y la Comandancia de la Guardia Civil ha permitido retirar del mercado más de 158 kilogramos de productos alimenticios, que estaban preparados para la venta, al comprobarse irregularidades en el proceso de conservación por haberse roto la cadena de frío. Adicionalmente han sido también intervenidas 170 docenas de huevos de gallina por falta de roturación y etiquetado de origen, según informaron fuentes de la Benemérita.
Agentes del Seprona junto a un veterinario del Servicio de Sanidad de la Delegación Territorial de Burgos realizaron una inspección administrativa al comercio situado en la comarca Odra-Prisuerga, cuya principal actividad es la venta polivalente de productos, tanto alimentarios como de primera necesidad.
En presencia del responsable del negocio se recorrieron las distintas salas del establecimiento comprobando, además de un deficiente estado higiénico-sanitario general, la elaboración de morcillas de fabricación propia en la cocina mediante cocción en una olla. Asimismo, en otro habitáculo compartían estancia 22 bombonas de butano y siete de propano; una cámara refrigerada almacenaba alimentos y un medicamento animal. Fuera de la misma, a simple vista, se localizaron otros productos refrigerados que se encontraban a temperatura ambiente cuando debían conservarse en frío. Además, en el cuarto existían unos cojines donde, según afirmó la dueña, dormía el perro.
En la tienda, donde se despachaban desde bebidas alcohólicas de alta graduación hasta alimentos, pasando por productos de limpieza o tabaco se inmovilizaron 1,8 kilos de carne de picadillo para chorizo y 30 kilos de productos para la elaborar morcillas caseras, así como magro y sangre.
elaboración de morcillas. En total se han intervenido 58 morcillas de elaboración propia sin registro sanitario; 74 yogures y flanes y nueve productos lácteos por no respetar la cadena de frío, 170 docenas de huevos de gallina de producción propia por carecer de roturación y etiquetado de origen; 1,8 kilos de picadillo de carne para chorizo de elaboración propia; 30 kilos de manteca y sangre para elaboración de morcillas y magro; 27 bolsas de tinta de calamar, cuya conservación debe ser bajo ultracongelación y se encontraba a temperatura de 4 grados y caducidad vencida en 2002.
Las infracciones por no respetar la cadena de frío y carecer de registro sanitario para elaboración de morcillas y la venta de huevos han sido recogidas en acta y puestas en conocimiento de la Junta de Castilla y León.