Todo el poder con Rajoy

ISRAEL GARCÍA JUEZ
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Ante un público entregado, el presidente recordó lo mucho que ha hecho el PP por la economía del país

Diez añazos celebra Europa Press como agencia organizadora de desayunos informativos que han dado cientos de titulares de todo pelaje. Yo puedo asegurarles que me he perdido pocos, y quiero destacarles entre los más épicos, aquél en el que la ministra Leire Pajín aseguró que se iba a producir un evento planetario al tener a Obama en la Casa Blanca y Zapatero en La Moncloa (pensamos que era una coña hasta que lo repitió), o al presidente boliviano Evo Morales asegurando que los españoles habíamos exterminado a los pueblos indígenas en Hispanoamérica. Para superar el recuerdo de una becaria y un agricultor cocalero, esta agencia de noticias decidió apostar por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para celebrar el cumple. Los asistentes casi tuvimos que verle por plasma, pues había tanta gente que solo se atisbaba al inquilino monclovita en lontananza.

Muchos prohombres de nuestro país tuvieron que quedarse de pies, como dicen los chulapos madrileños, pues ni siquiera trayendo sillas adicionales había hueco para tanto cristiano. Entre ellos destacamos al salmantino Juan José Hidalgo, presidente del Grupo Globalia, que no entendía cómo a él le podían hacer esto. Borja Prado, máximo responsable de Endesa, salió escopetado del acto facilitando a otro ser humano que ocupara su puesto, pues así lo indican las leyes de la física que impiden que donde haya un cuerpo quepa otro.

Todos los presidentes del Ibex, salvo Ana P., del Santander, o F.G., del BBVA, estuvieron allí presentes o si no, representados por sus CEOS. Todos los que en este país son alguien o aspiran a serlo tuvieron un hueco para acercarse a escuchar cómo Rajoy, por enésima vez, nos contaba lo mucho que ha hecho el PP por la economía de este país y las altas expectativas de crecimiento que nos aguardan.

El dirigente conservador, ante un público entregado, hizo bromas sobre Varoufakis (dice que le odian). «A mí también me gustaría decir cosas», afirmó Mariano entre las risas de los asistentes, y volvió a despertar la hilaridad mañanera al descartar que vaya a hacer coincidir las elecciones generales (que serán a final de año) con las catalanas, si es que se celebran el 27-S. Con su habitual retranca gallega, descartó la posibilidad de que haya otro aspirante para las generales que no sea él, e incluso, aguerrido, dijo: «Háganme caso, seré un buen candidato».

Siete ministros, la todopoderosa vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, presidentes autonómicos de Valencia, Aragón y Castilla-La Mancha, el maestro de los enredos Javier Arenas, el joven y sobradamente preparado Pablo Casado y un amplio elenco de fuerzas populares arroparon a su líder, que gana muchos enteros en las distancias cortas. No soy capaz de decirles el número de cámaras de televisión y fotográficas que había en el Hotel Villa Magna de Madrid, pero prácticamente todas las operativas en aquél momento. Tanto, que era casi imposible que nadie pudiera hacer su trabajo; ni los camareros, ni los invitados, ni los periodistas, ni siquiera los escoltas, que no sabían dónde ponerse para proteger a su jefe sin impedir que el público viera en directo al bueno de Rajoy. Abogados como César Albiñana, ejecutivos como Eduardo Serra o gente muy querida en el PP por múltiples motivos como Juan Miguel Villar Mir, no quisieron perderse este jubileo del que muchos consideran el salvador de una España que estaba al borde de la quiebra. No suele ser habitual ver en actos públicos, a pesar de su belleza no son amigas de que les hagan muchas fotos, a las hermanas Esther y Alicia Alcocer Koplowitz, la primera presidenta de FCC y la segunda consejera. Hijas del empresario Alberto Alcocer y de Esther Koplowitz, las dos están volcadas en la empresa, y no dudan en hacer todo aquello que redunde sobre la compañía. Incluso mezclarse con otros mortales. La dircom de Telefónica, Marisa Navas, cubría la ausencia de su jefe que, tras el reciente fallecimiento de su esposa, no está para saraos mientras el resto de asistentes se daban grandes abrazos y se hacían guiños cómplices en la confianza de que, al final, ganen los suyos. Pues para el mundo del dinero y del poder en general, lo mejor es que haya estabilidad económica y un Gobierno que sepa que todo lo que no son cuentas son cuentos, y que las mejores políticas sociales son aquellas que dan trabajo y hacen pensar a la gente que pueden vivir como los ricos. La salida del acto fue disciplinada sin que hubiera tocamientos innecesarios ni ataques de claustrofobia, pues se supone que estábamos entre gente educada. Tengo que decirles que cuando gobernaba el PSOE, acudían los mismos, pero igual no se les veía tan eufóricos y participativos.