El tiempo se agota y el Burgos cada vez está más apurado para asegurarse la permanencia en Segunda División B. Al equipo de Arconada le restan ocho partidos y necesita ganar cuatro para la tranquilidad. Son ocho finales y la primera de ellas llega hoy contra el Celta B, un rival directo en esta terrible lucha por mantenerse en la categoría. Una derrota dejaría al equipo burgalés muy tocado, camino del infierno de Tercera, y provocaría la ira de una afición cansada y muy enfadada por la penosa trayectoria del equipo.
El 3-1 de hace ocho días en Ferrol ha dado paso a una semana de autoconvencimiento. Jugadores, cuadro técnico y presidente han mandado el mismo mensaje. Entienden el cabreo de la afición pero piden, en este tramo final de temporada, su apoyo, aplazando el juicio y las valoraciones sobre su rendimiento al final de Liga.
Para lograr esta dosis de confianza la plantilla y Arconada tienen que ganársela. Los primeros, dejándose la piel en el campo y superando, al menos en intensidad, a su rival. Y el entrenador, aplazando sus experimentos futbolísticos a los que se ha aficionado y poner sobre el campo una alineación lógica, que sea capaz de ganar los tres puntos.
Esa sensación de la que muchos hablan sobre la extraña situación del Burgos en la clasificación y de la calidad de la plantilla, muy superior a su posición, no sirve para nada porque los rivales, con mucho menos nombre y presupuesto, están apretando la clasificación y hasta diez equipos están inmersos en una lucha por la salvación que mantendrá en vilo a la mayoría hasta el 17 de mayo, cuando se dispute la última jornada.
La necesidad del Burgos de sumar puntos es ya conocida, el supuesto compromiso de la plantilla, también. Ahora falta saber su respuesta sobre el césped y la decisión de Gonzalo Arconada a la hora de elegir a sus once jugadores. Hay nueve puestos que parecen ya decididos, pero el técnico nos tiene acostumbrados a algunas elecciones muy polémicas y poco productivas en las últimas jornadas y no se descarta que hoy se le ocurra una nueva.
La portería y la zaga parecen seguras, con Aurreko, Andrés, Maureta, Quesada y Dani Guillén. La pareja de medio centros, con Moke y Llorente, también. Para las bandas Carralero y Álex Cruz cuentan con más opciones.
Y a partir de ahí, en las dos posiciones que faltan, comienzan las dudas. Poco amigo de colocar en punta a Gabri Gómez y Cristian juntos, habrá que conocer su elección, aunque el técnico podría apostar por ambos como ya hizo contra el Compostela en su debut en el banquillo. Si apuesta por otra solución, Jorge Sáez y Javi Hernández lucharían por un plaza en la media punta.
El rival
Enfrente estará un Celta B que lleva una temporada convulsa y que también se juega el descenso. El filial va ya por su tercer entrenador. Fredi, ex del Compostela, comenzó la temporada; Javi López lo sustituyó y Toni Otero acaba de llegar. Su debut se tradujo en una victoria ante el Real Avilés, cortando una racha de cinco derrotas consecutivas.
Se trata de un conjunto que ha encajado muchos goles y que últimamente puntúa muy poco lejos de su estadio. Sin embargo, habrá que ver su respuesta en El Plantío ante un Burgos lleno de dudas.