Sin escalinata pero felices

B.G.R.
-

La iglesia de San Gil celebró ayer la primera boda después de que el derribo de la manzana contigua haya cerrado su acceso principal

Cuando Carolina y César reservaron hace poco menos de un año San Gil para celebrar el momento más feliz de sus vidas no imaginaron que cuando llegara, la imponente escalinata que preside el acceso principal a la iglesia por la calle del mismo nombre iba a estar reducida a la mitad, la entrada cerrada con la verja echada, media barandilla caída y un  montón de escombros al lado. Reconocen que el imprevisto les causó un «pequeño disgusto», aunque llegado el día de ayer «era lo menos importante».

Su enlace ha sido el primero después de que la demolición de los edificios anexos (los que correspondían a los portales 6, 8 y 10) taparan primero las escaleras con una rampa de hormigón provisional y después los restos del derribo cayeran sobre un muro y la escalera del templo. No será el único, porque hay otros seis previstos hasta el próximo 29 de septiembre, que tendrán que decir adiós a las típicas fotos y podrán sustituirlas por otras que, con el paso del tiempo y cuando se levante el nuevo edificio de pisos, pasarán al álbum de su historia como piezas únicas.

El párroco, Francisco Arce, admitía que la situación había causado pesadumbre en las parejas que habían decido casarse este verano en San Gil, si bien subrayaba la comprensión de todas ellas. Además, aseguraba que la empresa que se ocupa de las obras «está de acuerdo» en que se restauren las partes dañadas para que todo vuelva a su origen, al tiempo que subrayaba que el adecentamiento de esta esquina acabará con los intrusos que se colaban en la iglesia desde las casas deshabitadas.

Para mitigar las molestias, por la mañana se afanaron en limpiar la entrada al templo, al que ahora se accede por la calle San Francisco. El suelo estaba impoluto. Algunos de los invitados, a los que se sumaban también turistas, se asomaban a ver los escombros. Una amiga de la novia lamentaba el estado del acceso principal. Confesaba que le advirtió de lo ocurrido cuando comenzó el derribo para que fuera haciéndose a la idea y reconocía que el disgusto inicial fue inevitable. Porque la elección de este templo para la pareja tiene un significado especial, ya que es la parroquia de uno de ellos, donde hizo la Comunión y la Confirmación. Terminada la ceremonia, que se celebró por la tarde, los asistentes posaron sonrientes para las fotos en lo que quedaba de escalinata. Porque ayer, lo de menos ya era eso.