Por la ruta del estraperlo

A. Castellanos / Espinosa
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La empresa espinosiega Ráspano Ecoturismo ofrece una ruta guiada con diferentes experiencias y una oferta gastronómica, en la que los visitantes se acercan al ayer y hoy de la ancestral cultura pasiega y sus gentes

La comarca de Las Merindades ofrece más de un centenar de rutas a los amantes de la naturaleza. En ellas el caminante observa paisajes de ensueño, pasea por pueblos con encanto o entra en contacto con la flora y la fauna. Pero hay una, bautizada como la ‘Ruta del queso pasiego, maquis y estraperlo’, en la que además se tiene la oportunidad de conocer la historia y la forma de vida de ayer y de hoy de las gentes de los valles pasiegos, visitar una granja de vacuno de leche y degustar un completo menú, en el que no faltan los productos lácteos pasiegos y la morcilla y el chorizo de Las Merindades. Se trata de una ruta para los amantes del turismo de experiencias, que la empresa de educación ambiental y turismo de naturaleza, Ráspano Ecoturismo, lleva unos meses ofertando.

Más de doscientas personas, algunas incluso con movilidad reducida, ya han disfrutado de este recorrido guiado de escasa dificultad que sale de la plaza Mayor de Espinosa de los Monteros y por la ribera del río Trueba se adentra en el camino que antaño usaban los pasiegos para hacer estraperlo hasta llegar a Las Machorras, seis kilómetros después. Por la ladera del Costal, lejos de la carretera principal que une Espinosa los valles pasiegos, los estraperlistas regresaban del sur de la comarca cargados de cereal con destino a los molinos de Bárcenas y Las Machorras, donde lo convertían en la harina que después vendían en la vecina Cantabria, sorteando los valles de Lunada, Trueba o La Sía.

Una vereda de un verde intenso con prados a un lado que muestran el modo de vida ganadero de Las Machorras acompañan durante parte del camino a los senderistas, a quienes el guía les explica la flora, la fauna y los usos y costumbres pasiegos. «El visitante quiere aprender del territorio, de los pasiegos, de su cultura», relata Rafael Sánchez, uno de los responsables de Ráspano, que significa arándano en el hablar pasiego. A lo largo de la ruta conocen como era la dura vida pasiega, con «una economía de subsistencia y muy austera, dado que la movilidad por las montañas era muy difícil, así como de la ya prácticamente desaparecida trashumancia en altura o muda», relata este ingeniero técnico forestal.

Aunque a lo largo del paseo no hay una cabaña pasiega visitable por dentro, los guías si explican su distribución y usos, otra de las particularidades de los valles pasiegos, que en su día recorrió El Cariñoso. Este guerrillero antifranquista también forma parte de las historias que se relatan en una ruta «con sorpresa», que pretende acercarse a los maquis, esos hombres que lucharon por subsistir tras la Guerra Civil. En Bárcenas cuentan los mayores que los compañeros de El Cariñoso, natural de Liérganes y abatido a tiros en 1941, bajaban a robar comida para sobrevivir.

Adaptación

La Granja Ortiz, una moderna explotación ganadera que subsiste en la pasieguería, pero que se ha adaptado a los tiempos con la venta de leche fresca pasteurizada y la elaboración de yogures y quesos frescos, espera a los caminantes al final de la ruta. En ella pueden conocer todos los entresijos de una explotación ganadera antes de la comida pasiega que les espera en el Bar-Restaurante Las Machorras. La vuelta puede realizarse en el autobús que está a su disposición, aunque muchos de los caminantes regresan de nuevo andado. Turistas llegados del País Vasco, distintos puntos de la comarca y de Burgos y Madrid son los que más se han animado a disfrutar de esta ruta.