La Iglesia condena con dureza la corrupción y la desigualdad

AGENCIAS
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Los obispos españoles muestran su preocupación por las consecuencias de la crisis y piden perdón si no han sabido responder con prontitud a las necesidades de los más vulnerables

En un duro documento aprobado por el pleno de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y presentado ayer ante los medios, titulado Iglesia, servidora de los pobres, los obispos muestran su preocupación por las consecuencias de la crisis, proponen una regeneración moral y piden «perdón» por los momentos en que no han sabido responder a las necesidades de los más vulnerables.

Así, los prelados cargan contra la corrupción, la desigualdad creciente y las nuevas pobrezas. Aunque advirtieron de que no se trata de ningún documento «político, ni mucho menos partidista», ni va «contra nadie», su contenido constituye una enmienda a la totalidad a las políticas económicas y sociales del Gobierno español y de la Unión Europea.

Los obispos advierten de que la corrupción «es una importante afrenta a la sociedad, es éticamente reprobable y provoca alarma social,  además de constituir un grave pecado» y aunque apuntan que «es de justicia reconocer que la mayoría de los políticos ejerce con dedicación y honradez» consideran «urgente tomar medidas para poner fin» a esta conducta. Por ello, sugieren una «verdadera regeneración moral». Según el portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo, se trata de «una grave deformación del sistema político».

Para los obispos, es necesaria una «economía de rostro humano», basada «en la ética y el bien común» y no exclusivamente en «la lógica del crecimiento o en la convicción de que más es igual a mejor». De esta forma, piden que la lucha contra la pobreza no se sacrifique en aras del crecimiento económico.

Concretamente, reclaman a los políticos que velen para que los ciudadanos tengan satisfechos sus derechos a un trabajo digno, a una vivienda adecuada, al cuidado de la salud y a una educación en igualdad y libertad.

Otro de los puntos fuertes del documento pastoral es el acto de contrición que realizan hacia los más vulnerables. «Pedimos perdón por los momentos en que no hemos sabido responder con prontitud a los clamores de los más frágiles y necesitados», indican, ante el «sufrimiento» que aflige a muchos españoles desde que estalló la crisis.

Entre las situaciones que más les preocupan en la sociedad actual, los prelados destacan el desempleo que afecta a jóvenes y mayores de 50 años; los niños que viven en la pobreza; la situación de los ancianos olvidados por sus familias; y el «escandaloso» número de abortos unido a una «carencia de una política de decidido apoyo a las familias».

También les duele «sobremanera» la violencia doméstica «que tiene a las mujeres como sus principales víctimas» y reclaman «medidas de prevención y protección legal», así como que se fomente «una mejor educación que lleve a reconocer y respetar la igual dignidad de la mujer».

Una nueva evangelización.

Por otro lado, dicen ser conscientes del «empobrecimiento espiritual» que se da también «en muchos bautizados que carecen de una suficiente formación cristiana». Esta «falta de base», según indican, les convierte en «víctimas fáciles de ideologías alicortas, tan propagadas como inconsistentes». «Nos están reclamando a gritos el beneficio de una nueva evangelización», aseguran.

En todo caso, precisan que el documento Iglesia, servidora de los pobres, que se publica en un año electoral, es un texto «eclesial», no «partidista», y trata de «iluminar» a los cristianos. Sobre el voto, Gil Tamayo indicó que invitan a los fieles a ejercer ese derecho «en coherencia con los principios de la fe».