Solo 11 de los 42 municipios de la comarca están ganando habitantes

M.J.F. / Briviesca
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Desde principios de legislatura han crecido pequeños núcleos como Aguas Cándidas, Aguilar o Prádanos. En el otro extremo se encuentran Briviesca y Oña, entre otros

El descenso poblacional en la comarca de La Bureba vuelve a hacerse patente. Esta vez, la caída se ve con nitidez en las cifras que maneja el Gobierno para designar el número de concejales que los burebanos podrán elegir en las elecciones locales del mes de mayo. El listado de municipios ha sido publicado por la Subdelegación del Gobierno en el Boletín Oficial de la Provincia y si se pone en comparación con ese mismo listado pero de hace cuatro años se desprende que solo 11 de los 42 municipios del Partido Judicial de Briviesca, están ganando habitantes desde principios de legislatura (se comparan datos de enero de 2010 y enero de 2014). Entre los que crecen están pequeños núcleos como Aguas Cándidas, Padrones de Bureba, Aguilar de Bureba,  Castil de Peones o Prádanos.

Todos han subido su padrón aunque ninguno rebasa los 70 habitantes. El único municipio que se mantiene invariable es Salas de Bureba con 144 habitantes. En el otro extremo, los que recortan población, se encuentran 30 municipios. Briviesca encabeza la caída con 567 habitantes menos y también siguen la tendencia Poza, Frías y Oña dándose la sangría más importante en éste último que ha pasado de 1.224 a 1.109 censados. Reinoso, el segundo pueblo más pequeño de toda la provincia también desciende.  

En conjunto, la comarca ha perdido 842 habitantes desde principios de legislatura. De los 11 municipios burebanos que contaban con una población por encima de los 100 habitantes hace cuatro años, 2 se han quedado por debajo de esa barrera y perderán concejales en los comicios de mayo. Se trata de Quintanilla San García y Cubo de Bureba. Esta vez, sus vecinos tendrán que elegir a 3 ediles en lugar de a 5.

La reducción de población en ambas localidades se explica por el número de defunciones. Esta merma de concejales no se producirá en ninguna otra localidad de la comarca aunque hayan bajado su censo. A Briviesca le siguen correspondiendo 13 concejales. El número de ediles se calcula de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 179 y 184 de la Ley  Orgánica del Régimen Electoral General que fija una escala por tramos de población.

Los más pequeños

Aunque 11 municipios están creciendo en población, diferentes alcaldes consultados explican que el dato «es anecdótico». En las últimas dos décadas, se ha mejorado mucho en infraestructuras y servicios pero se han perdido habitantes «gota a gota». Gracias a inversiones millonarias, las calles han renovado su pavimentación, el alumbrado se ha hecho eficiente, se ha garantizado el suministro de agua potable, se han modernizado los consultorios médicos y los centros sociales y hasta se han creado zonas deportivas, parques infantiles y telecentros para conectarse a internet. También han ganado en servicios. En prácticamente todos los pueblos hay cobertura de telefonía móvil, servicio de correos, consultas médicas, recogida de basuras y transporte a la demanda. Pero a los alcaldes les inquieta es la despoblación. Varios coinciden en señalar que son pueblos agrícolas «y ahora la labranza se lleva a distancia; la agricultura es como una fábrica: vas, trabajas y vuelves a casa». Eso sí, la brecha en los pueblos pequeños entre el verano y el invierno es abismal.

En las estaciones frías, los escasos habitantes que quedan sobrellevan a la dura cotidianidad en la que casi todos los días son iguales acudiendo al bar social del pueblo. Los alcaldes coinciden que esos pequeños recintos son imprescindibles para mejorar la calidad de vida de la población. Los meses cálidos son otra cosa. Ya en mayo, empiezan a instalarse los jubilados que durante el invierno residen en la ciudad. Acuden a los pueblos para atender la huerta y disfrutar del buen tiempo.

Y cuando llegan julio y agosto, los pueblos se convierten en un hervidero con la avalancha de los veraneantes. Durante ocho semanas, los núcleos parecen otro lugar. Todo está dispuesto para el ocio y no faltan las meriendas y las fiestas. Al llegar septiembre, el ciclo vuelve a empezar.  Y así, hasta que los escasos habitantes que ahora viven en el pueblo resistan.