Lara de los Infantes: La cuna de Fernán González

B. Antón / Lara
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El 'Buen Conde' nació en el castillo de Lara en 910. Importante en el Medievo, conserva restos de su pasado celta, visigodo y romano

Lara de los Infantes lleva sobre su espalda con orgullo el peso de parte de la historia de Burgos y de Castilla. Sobre el Picón de Lara, en lo alto, aún se aprecia parte de lo que fue un castillo que mandó construir Gonzalo Fernández y donde en el año 910 nació y después creció Fernán González, nombrado Conde de Castilla en el año 932. Conocido con el sobrenombre del ‘Buen Conde’, es uno de los personajes más ilustres de la historia castellana y durante su vida logró articular institucional y políticamente un vasto territorio que incluyó las provincias de Burgos, Vizcaya y parte de Álava, Guipúzcoa, Cantabria, La Rioja, Palencia y Soria. Sus restos descansan en la Colegiata de Covarrubias.

La importancia del Alfoz de Lara desde un punto de vista geográfico y político fue palpable durante el medievo. El municipio, que da nombre a toda una comarca, también es el apellido de los siete vecinos más ilustres de Salas, los Siete Infantes de Lara, que al parecer pudieron tomar el apellido de Lara para dotarse de una mayor magnitud, por ser esta una zona de prestigio durante la Edad Media, aunque la mezcla de la historia y la leyenda hace difícil desvelar el motivo.

Pero antes de que el Conde Fernán González naciera en Lara, estas tierras ya fueron pobladas por otras civilizaciones cuyos vestigios permiten hoy en día hacer un recorrido por la historia sin salir de la localidad. Los celtas, en el año 800 a.C. empezaron a hacer sus construcciones, un paso del que hoy queda constancia gracias a los castros celtas. Los siguientes pobladores fueron  los romanos, que crearon la ciudad de Nova Augusta, sobre la que está construida la localidad de Lara. «Como prueba de ello, hay fuentes de origen romanos y en muchas de las casas se pueden ver estelas romanas. Lara es una muestra del paso de la historia, de cómo se va construyendo una civilización sobre otra», explica Silvano Santamaría, alcalde de la Jurisdicción de Lara desde hace 24 años.

Tras la época romana, pasaron por Lara los visigodos, que dieron paso a la Edad Media, uno de los momentos de mayor esplendor de la zona y cuando se construyó el castillo. Los historiados piensan que la fortaleza estaba compuesta por seis torres, más la del homenaje, que contaba con cuatro pisos y es parte de lo que hoy en día queda. Al parecer también existía un puente desde las murallas exteriores a la puerta de la torre. Subir hacia los restos de este castillo es un regalo para la vista cargado de historia y cada año, el primer domingo de junio, este será el día 7, se procede a la subida de los pendones, donde vecinos de cada pueblo de la comarca ascienden hasta la cima portando estos pendones. «Todos son rojos, menos el de Lara, que es blanco y dorado», puntualiza el alcalde de la Jurisdicción.

Además de los restos de este castillo, Lara de los Infantes cuenta con tres Bienes de Interés Cultural. Uno de ellos es la ermita de San Julián, de la que apenas quedan vestigios, y otra es la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, de grandes dimensiones y en cuyo exterior se pueden observar muchos elementos con formas románicas. «Una de mis reivindicaciones es que a los numerosos visitantes que se acercan a ver la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas también se les informe de que a sólo tres kilómetros se encuentra Lara, su castillo y su iglesia», comenta el alcalde, que recuerda que existe una propuesta para que una parte de la iglesia se convierta en centro de recepción de visitantes de toda la comarca.

 Apesar de ser un núcleo con una baja población, la vida social y cultural de Lara se mantiene gracias a sus dos asociaciones, la Asociación Cultural Los Siete Infantes de Lara y la asociación juvenil, que junto al Ayuntamiento, se encargan de la organización de las actividades culturales y de las fiestas. De cara al futuro, como explica Silvano Santamaría, tiene dos proyectos en marcha. «A Lara no se llega por carreteras, sino por caminos rurales asfaltados. Hemos pedido a la Diputación una subvención de 30.000 euros para bachear el que une Lara con Quintanilla de las Viñas y también hemos solicitado ayuda para reparar los depósitos, que están muy deteriorados», señala. Lara también está dentro del proyecto de reconversión de la línea férrea Santander-Mediterráneo en Vía Verde.