Cocinar entre estrellas Michelin

B.G.R. / Burgos
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La experiencia de los restauradores seleccionados en el Concurso de Tapas de Valladolid no puede ser más grata, aunque sin premios

Albert Adrià prueba la morcilla de potro del Mesón Froilán. - Foto: DB

De experiencia imborrable, fantástica, muy buena y grata. Todos estos adjetivos salen de los tres restauradores burgaleses que han participado en el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas de Valladolid un día después de conocer el nombre de los ganadores y a pesar de que sus creaciones en miniatura se han quedado sin premio. Porque, en este caso, la manida frase de ‘lo importante es participar’ cobra mayor sentido teniendo en cuenta que han competido con otros 63 cocineros de prestigio procedentes de toda España después de haber sido seleccionados entre más de 300.

No hubo reconocimiento sobre el escenario de la Cúpula del Milenio donde el pasado martes se celebró la entrega de premios, después de que el jurado, presidido por Albert Adrià (hermano de Ferrán), examinara el lunes y ese mismo día por la mañana las variadas propuestas culinarias. Pero sí alabanzas y críticas muy positivas de la profesión, sin olvidar la sana competencia de intentar superar a quienes ostentan varias Estrellas Michelin en su currículum.

Precisamente, competir con «referentes del sector» es lo que más destaca Pedro Sualdea, que acudió junto al cocinero José Luis García en representación del Mesón Frolián, de su paso por el certamen. Tener a su lado a restauradores que siempre ha visto a través de la tele o en revistas especializadas le inyecta ánimos para seguir innovando sin perder de vista lo tradicional. La morcilla de carne de potro con  reducción de tempranillo que presentó destacó por sus productos típicos burgaleses y sirvió para dar a conocer la carne del hispano-bretón.

Íñigo Rodríguez, del Hotel Ceres de Lerma, también se muestra animado a seguir participando en este tipo de eventos porque «son divertidos y se aprende mucho», además de «abrirte la mente» en el mundo culinario, sobre todo, como es el caso del de Valladolid, donde el nivel va en aumento. Su arroz a la cubana recibió muy buenas críticas, aunque al final no conquistara el paladar del jurado.

La tapa Visión de la corteza terrestre propuesta por Alfonso García, del Hotel Silken Gran Teatro, tenía papeletas para estar entre las ganadoras, al menos según los comentarios que le llegaron a este restaurador burgalés. Sin embargo, no hubo suerte, aunque sí  las satisfacción de haberse codeado con los mejores. «La experiencia es muy buena y grata y servirá para otras ocasiones», comenta en referencia a uno de los requisitos: que el bocado sea fácil de comer.

Al final, el Pincho de Oro (y los 6.000 euros) fue para Neilton Marcelino de Olivera, de la cadena de restaurantes Rubaiyat de Madrid, por su propuesta de Pan, queso y vino, si bien para García el ganador debió ser Manda huevos, del madrileño Álvaro Rodríguez, que se llevó el de la tapa más vanguardista. Cocineros de Asturias, Guipúzcoa y Valladolid completaron el palmarés de esta edición.