«La gente se ha puesto de pie»

R.P.B. / Burgos
-

#Entrevista de @actualidad a Iñaki Gabilondo, que clausuró iRedes junto a Mónica Carrillo

Contar con la presencia de uno de los más lúcidos analistas de la actualidad no podía desaprovecharse, así que Iñaki Gabilondo, periodista de referencia que no requiere presentación alguna, tuvo que abordar en su visita a Burgos  preguntas no estrictamente relacionadas con las nuevas tecnologías y las redes sociales. El bombazo de la detención e investigación de Rodrigo Rato fue una de las cuestiones que abordó a preguntas de los periodistas. «Comparto con todos los ciudadanos de España la indignación y la sorpresa. Es la tercera o cuarta entrega de un capítulo que venía ya colocando a Rato un escalón por debajo. Que pudiera estar en la lista de los evasores fiscales que se beneficiaron con nuestro dinero de una amnistía fiscal intolerable ya es de aurora boreal, de traca. Que, encima, pueda formar parte del lote de los 705 que pueden ser sospechosos de blanqueo y demás cosas, ya es terrible. Pero tenemos la obligación de exigir datos de los otros 704. Porque ahora, como Rato ya no está en la alineación del partido, es más fácil echarlo a los leones.Creo que hemos de exigir toda la claridad posible por supuesto en el caso Rato, pero bastante tragadera tuvo la sociedad española con tragarse los 23.500 de la amnistía fiscal de 2012 que me parece que en Rato no puede terminar la curiosidad y la exigencia de la sociedad española.Tenemos esa necesidad». Tras su encuentro con los periodistas, atendió a este periódico.

Dice que todo se está transformando, que aún no sabemos adónde nos llevarán todos los cambios que está viviendo el mundo. ¿Y adónde va España?

No lo sé. Un país nunca va solo a ningún sitio. Va donde le lleve la gente. Sólo sé que la gente se ha puesto en marcha. La gente se ha puesto de pie. Los jóvenes les van a dar mucho la tabarra a sus hijos y nietos con estos años. Yo viví los mágicos años 60, la Transición, los 80 en el día a día, sin perspectiva, no tiene la misma dimensión que ahora le damos. Este tiempo que ahora se está viviendo, desde aquel 15-M, está teniendo un carácter de transformación extraordinario. Está moviendo muchísimo a la sociedad. No se nota tanto porque el día a día no te permite la perspectiva, pero hace sólo cinco años que se hablaba de que la juventud estaba idiotizada, adormecida, que era pasota... ¿Quién nos iba a decir que hoy los prime time de las televisiones iba a estar ocupados por programas políticos? Se está viviendo una verdadera primavera.

Es un tiempo apasionante...

Apasionante y totalmente enigmático, porque se encadenan las citas electorales de manera que cualquiera sabe cómo terminará este juego, que es una partida de bolos.

¿Es un momento de verdadera ruptura? ¿Estamos ante algo nuevo de verdad?

Yo creo que se va a empezar algo nuevo de verdad aunque seguramente no se va a producir por el procedimiento de que se rompe y desaparece lo anterior. Le va a defraudar a quien crea que sólo es nuevo algo cuando es así, es decir, cuando todo lo anterior muere y se empieza de cero. Va a ser nuevo aunque no lo va a parecer tanto. Porque no se va a morir todo lo que hay. Pero ya estamos en un tiempo nuevo porque la gente ya está con otra actitud. Hay una sociedad que, a partir del 15-M, ha dicho: no estamos dispuestos a tolerar según que cosas. Y eso ya transforma. Aunque la transformación parezca menor. Hace 30 años, cuando apareció el ecologismo, por ejemplo, se hablaba de ‘esos melenudos’. Ahora, el pensamiento de aquellos melenudos ocupa el fondo del pensamiento de toda la sociedad. Ya no hay manera de mirar la vida sin tomar en consideración los temas relacionados con el medio ambiente y la ecología. Es una transformación muy grande. Creo que después de este año sí que va a haber cambios muy importantes.

Hablamos de cambios, de incertidumbre... ¿Y de esperanza?

Sí, claro. Tengo mucha esperanza porque la gente se ha puesto de pie. Ya no la van a llevar a rastras. Va a oponer resistencia.

Porque esta sociedad se merece algo mejor...

Por supuesto.Algo mejor y, sobre todo, se merece -aunque no es fácil- que el dinero no sea el motor de toda la existencia humana, el gran Dios y el gran rey. Es muy importante, pero el dinero se ha apoderado de la democracia y de todo. Y eso no puede ser. Va a haber que ponerle severísima resistencia si queremos que la democracia no se muera y si queremos no ser unos peleles arrastrados.