La estación acumula ya 3 meses de retraso y solo está ejecutada al 6%

C.M. / Burgos
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Porcentaje bajo. La dirección de obra reconoce que el volumen es «muy inferior» al previsto en el contrato tras su reanudación

La reforma de la vieja estación del ferrocarril para su conversión en un centro de ocio infantil y juvenil avanza pero a un ritmo muy lento después de que en septiembre se reanudaran las obras, tras dos meses interrumpidas de manera unilateral por la UTE adjudicataria (Ferrovial y Aroasa).
El informe elaborado por los arquitectos autores del proyecto y directores, María Dolores Contell y Juan Manuel Martínez, pone de manifiesto que la ejecución acumula un retraso de «tres meses» sobre el programa de trabajo previsto en la adjudicación y que únicamente se ha ejecutado un 6% cuando debiera haberse realizado un 34%. De hecho, las certificaciones ascienden a 113.603 euros cuando a estas alturas tenían que alcanzar los 643.859 euros. «Tal y como se ha venido indicando en informes anteriores, el volumen de obra sigue siendo muy inferior al previsto según el plan presentado por la UTE», lamentan. 
De hecho, según el programa presentado por el contratista, a estas alturas debieran haber comenzado los trabajos de las cubiertas, albañilería, ejecución de solados y carpintería exterior, es decir, estar enfocado en las tareas de rehabilitación del edificio. 
También tenía que estar finalizada más del 75% de la estructura y haber comenzado los trabajos de las instalaciones de baja tensión, climatización y fontanería y, sin embargo, únicamente han concluido las demoliciones y se ha comenzado a trabajar en el movimiento de tierras y cimentaciones, que tenían que haberse ejecutado durante el segundo y el tercer mes de la obra.
Cabe recordar que la reforma fue adjudicada en febrero por un importe de 1,7 millones de euros y un plazo de ejecución de doce meses. Sin embargo, no se inició hasta finales de abril por discrepancias en la firma del acta de replanteo. En junio la UTE planteó un modificado del proyecto pero no fue aceptado y el 22 de julio paró los trabajos, que luego reanudó el 7 de septiembre. 
Desde la dirección de la obra han pedido a las empresas que elaboren un nuevo programa de trabajo que «se adecue a la realidad de la obra» y recoja las paralizaciones de esta, así como las medidas, «en caso de existir», para recuperar el retraso acumulado. «El documento es imprescindible para poder controlar correctamente la organización y el desarrollo de la obra», indican.
En septiembre los trabajos se ha centrado en la retirada de los escombros, la demolición de la cornisa de madera de la cubierta, la solera del interior del edificio y la excavación de en la pérgola exterior de la cafetería. También se han comenzado a tapar con hormigón los sótanos aparecidos en la excavación y que no se conocían, lo que obligó al Ayuntamiento a aprobar un modificado del proyecto por un importe de 42.000 euros, y se ha colocado el acero de las zapatas y las vigas de la cimentación. 
El concejal de Cultura, Fernando Gómez, prefirió ver la botella medio llena y se mostró optimista de cara a que el inmueble quede ‘cerrado’ durante los meses de invierno y no se deteriore, que era un temor que existía. «Tras el parón, las obras siguen avanzando, lo que es positivo sobre todo para que quede cubierto ante la llegada de los meses de frío y lluvia».
Gómez recordó que desde que se firmó el contrato con la adjudicataria ya estaba claro que los trabajos no iban a concluir a 31 de diciembre de este año. La reforma del inmueble cuenta con una ayuda del 80% procedente de los fondos europeos Urban, parte de la cual se perderá previsiblemente.