Algo raro ha tenido que pasar en la sociedad municipal de Aguas porque de lo contrario resultará difícil explicar a qué se debe la situación que ayer fue hecha pública por el PSOE. Explicó la concejala Carmen Hernando que, según se supo en un Consejo del Instituto Municipal de Cultura, que aglutina también el área de Festejos, la empresa, cuyo capital es 100% municipal, se ha negado a proceder al abastecimiento necesario para poder abrir el recinto ferial. Las barracas, en términos menos hiperbólicos.
Siempre según la versión dada por el principal grupo de la oposición, la empresa alega que «no tiene medios suficientes», y lo hace a pesar de que este año, y por la conocida polémica del carril de evacuación y la necesidad de limitar el número de casetas, «habrá la mitad de puestos que otros años». Resulta por tanto paradójico que, «por primera vez en la historia», la compañía se niegue a proporcionar la toma y el suministro necesario, que no es baladí.
De hecho, Hernando explicó que el año pasado, como ejemplo más reciente, la empresa facturó 18.000 euros al Ayuntamiento por el servicio. Una cantidad nada despreciable que Aguas no ha cobrado. Es el enésimo ejemplo de cómo los servicios que la empresa factura al Ayuntamiento no se abonan (el consumo en edificios municipales, por ejemplo) y de ahí que ese dinero se lo ahorrara la ciudad.
Así las cosas, «y según nos han explicado en el IMC», la solución será la de convocar un concurso público para que sea una empresa privada la que se haga cargo del abastecimiento. La cuestión es cómo, porque la propietaria de toda la red de suministro es Aguas de Burgos, así que o bien tendrá que cobrar a la empresa que lo haga o bien tendrá que procederse al abastecimiento con medios más rudimentarios estilo camión cisterna, algo que parece poco probable.
Si se diera la primera opción, el Ayuntamiento pagaría a la empresa y la empresa pagaría a Aguas, de forma que lo que antes salía gratis dejará de hacerlo. Si se da el segundo escenario, la situación podría no ser la más recomendable para la ‘microciudad’ que se activa en torno al lugar.
Los costes de generar una suerte de recinto allí donde hay una calle (polígono docente del Vena) son asumidos por el Ayuntamiento y se estiman cada año, según terminó Hernando, en unos 60.000 euros. A cambio, se cobra a cada feriante una cantidad que depende del número de metros cuadrados que ocupe.
En esa cantidad se incluían los gastos ‘fantasma’ de suministro de agua, pero también el alquiler de elementos de separación o los servicios de emergencias y ambulancias que debe haber siempre.