Los niños acaparan la cruz

I.M.L. / Aranda
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La celebración de los actos de la Hermandad de la Santa Cruz contaron con una relevante presencia de danzantes infantiles y juveniles, lo que hace prever que el relevo generacional está asegurado para mantener la tradición

La buena temperatura animó a los arandinos a acompañar a los danzantes en su recorrido con la Cruz de Mayo, que en hora y media llegó a Santa María. - Foto: Diario de Burgos

 
Camisa blanca, unas castañuelas y buena forma física. Eso es lo único que hace falta para participar en la tradicional bajada de la Cruz de Mayo, que se celebra cada primer fin de semana de este mes en la capital ribereña, organizada por la Hermandad de la Santa Cruz. Por fortuna, esta es una de esas citas seculares que tiene importantes visos de continuidad por la inclusión entre los participantes de las generaciones que suponen el futuro de la sociedad arandina.
En los últimos años, entre los aguerridos danzantes, que son capaces de acompañar a la Cruz bailándola durante horas, se entremezclan un buen grupo de niños y niñas que, con sus castañuelas o pitos ataviados con cintas de colores, se mueven al ritmo machacón que marcan la caja y la dulzaina. «Hasta que no lleguemos a la plaza no se van», comentaba una paciente madre que estaba acompañando a su hija para demostrar que los más pequeños seguían la tradición de llevar la Cruz desde la iglesia de San Juan hasta la Plaza Mayor, tardando varias horas, al grito intermitente de «¡Agua, agua!» para los campos.
Tras dejar la gran Cruz verde ‘plantada’ en el lugar donde permanecerá todo el mes, la mañana del domingo se reservó para continuar con la tradicional procesión de la Reina Elena, recuperada por los alumnos más jóvenes de la Escuela Municipal de Folclore, que acompañaron a la imagen de esta santa defensora de los preceptos cristianos en época romana y una reproducción en miniatura de la Cruz, que este año se han visto desplazadas de la iglesia de Santa María, como el resto de las cofradías y hermandades arandinas.