Hormigón por baldosas ante falta de existencias

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Las típicas losetas blancas y rojizas colocadas en los alrededores de la Audiencia se han agotado en el mercado y se ha optado por rellenar los huecos con cemento

Las decenas de burgaleses que recorren cada día el paseo de la Audiencia y sobre todo aquellos que lo hacen por la acera más próxima al río, habrán notado que cada vez hay más hormigón intercalado entre las típicas baldosas blancas y rojizas. Un aspecto de ajedrez casero en pleno casco histórico que no se debe (o al menos no solo) a  falta de sentido estético o poco gusto, sino a una cuestión mucho más mundana como es la falta de existencias: las baldosas que durante lustros han cubierto el pavimento de los alrededores de la Audiencia se han agotado en el mercado. Y teniendo en cuenta que no están los tiempos como para reposiciones generalizadas y que no se puede dejar una acera  con huecos, se ha optado por garantizar la seguridad con la solución más discreta posible: el hormigón.

Al menos, así lo explica el vicealcalde y concejal responsable de Fomento, Ángel Ibáñez, mediante un correo electrónico en el que señala que «por mucho que se han buscado proveedores que pudieran fabricar algún modelo coincidente en diseño y tamaño, no ha habido forma». Hace aproximadamente un año y medio que la Brigada de Obras agotó las existencias de este tipo de material y, ante la imposibilidad de adquirir mercancía, se optó por buscar la solución ‘menos mala’. Esto es, cada vez que se detecta una baldosa suelta o partida, acuden los operarios para extraerla y comprobar si es ‘recuperable’. En esos casos -casi todos en los que no hay mortero pegado en la parte inferior- se limpia, se sanea y se pone de nuevo en su sitio. Pero Ibáñez explica que «hay algunas que cuando se rompen son irrecuperables» porque tienen tanta masa pegada «que hace imposible su manipulación» y no se pueden colocar de nuevo en su sitio.

Cuando se da esa situación, las alternativas son dos: o dejar el hueco o rellenarlo con un material resistente. Y a la vista está que se ha optado por la segunda. «La primera premisa en los espacios públicos es la transitabilidad y seguridad frente a la estética. De ahí que se rellenen los huecos, al menos para evitar caídas o tropiezos y todo ello a costa de una estética que no es la deseable», reconoce Ibáñez.

Ahora falta por saber si esta situación se prolongará por mucho tiempo o, de haber solución a corto plazo, cuál será.

Variedad multicolor

En este paseo se da la circunstancia de que en este momento coexisten varios tipos de baldosas diferentes, cada una de ellas colocada en distintos sitios y por diversos motivos. En la primera parte, la más próxima al Arco de Santa María, la peatonalización promovida por el exalcalde Juan Carlos Aparició se materializó con la colocación de un pavimento central grisáceo y rojizo y otro de color amarillento para los laterales.

Diseño que se interrumpe a la altura del Palacio de Justicia en las dos aceras: en la del TSJ y la Audiencia porque la urbanización conllevó emplear suelos de color gris en todo el perímetro y en la que va junto al río porque se mantiene la tradicional, que como se ha dicho está agotada.