La superficie verde por habitante es de 21 m2, el doble de lo recomendado

A.R. / Burgos
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Cuáles. Si a las zonas que mantiene Parques y Jardines se suman los espacios periurbanos, llegarían a entre 90 y 100 m2

En realidad no hace falta que ningún dato oficial acredite la privilegiada posición que ocupa la ciudad en lo que se refiere a zonas verdes. Todos los burgaleses lo saben y cualquier foráneo se da cuenta nada más poner el pie en la capital de la extensísima y variada superficie de parques y jardines que hay a lo largo y ancho de la urbe. Prueba de ello es que los espacios verdes por habitante en el ámbito urbano asciende a 20,7 metros cuadrados, según el último dato actualizado en 2013 y que figura en la Agenda 21, que es una estrategia global que se lleva a la práctica de manera local y que implica a todos los sectores de una comunidad: sociales, culturales, económicos y ambientales. En definitiva, la Agenda 21 es un compromiso hacia la mejora del medio ambiente y, por ende, de la calidad de vida de los habitantes de una comunidad, municipio o región.

Este dato está por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Ley de Ordenación del Territorio española, que marcan un mínimo de 10 m2 de parques, jardines y espacios verdes públicos por habitante para cubrir las necesidades sociales actuales de la ciudadanía.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que dicho indicador sólo tiene en cuenta las zonas mantenidas por el servicio municipal de Parques y Jardines dentro de la trama urbana. Y esto es importante porque no se contabilizan los espacios verdes periurbanos. De hecho, si estos se tuvieran presentes, dicha superficie por habitante podría incrementarse hasta los 90 o 100 metros cuadrados, según confirman desde la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento al frente de la cual está Carolina Blasco.

Las mismas fuentes matizan, sin embargo, que el buen dato que sitúa a Burgos en los primeros puestos en el conjunto nacional debe ir asociado a «una buena conservación y un adecuado mantenimiento de estos espacios que permitan su consolidación».

Calidad de vida. La Agenda 21 otorga gran relevancia a este indicador y en el documento se explica así:«La cobertura de zonas verdes en la ciudad es de gran importancia para mantener una buena calidad de vida. Las plazas, jardines, parques o bosques urbanos tienen un papel fundamental en el medio ambiente y la biodiversidad de la ciudad. A nivel de ordenación del territorio forman parte de su estructura y simbolizan un ambiente de ciudad equilibrada donde la edificación se amortigua con los espacios naturales».

De hecho, y ahondando en ello, la OMS considera estos espacios «imprescindibles» por los beneficios que reportan en el bienestar físico y emocional de las personas y para contribuir a mitigar la «descompresión urbanística» de la ciudad, haciéndola más habitable y saludable.

Precisamente conscientes de esa relevancia, los redactores del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) incluyeron en el documento que entró en vigor hace ahora un año 334 ejemplares vegetales y 99 arboledas. Es la primera vez que se incluye una protección específica para el arbolado que se considera «de especial valor por su tamaño, rareza o implicaciones históricas». A grandes rasgos y sin entrar en detalles, entre las arboledas se mencionan cuatro asociadas a cursos fluviales, tres correspondientes a los principales parques (Fuentes Blancas, El Parral y el Castillo), la de la Cartuja, Fresdelval y la zona forestal de Villafría entre otras.

En cuanto a los árboles se diferencia entre ‘destacables y monumentales’. Estos últimos son aquellos que por su singularidad en tamaño o especie se consideran sobresalientes respecto al resto.

No hay que olvidar tampoco al hablar de zonas verdes el denominado ‘Cinturón verde’, que según los documentos que hay en el Archivo Municipal nació por iniciativa del Ayuntamiento en 1933, en concreto gracias a la «perseverancia» del alcalde Manuel Santamaría (1931-1936), cuya labor fue continuada por su sucesor  Carlos Quintana (1945-1949). Según la información actualizada en la web municipal (www.aytoburgos.es), está formado por los bosques seminaturales (sobre todo pinares) que ocupan la mayor parte de las laderas alrededor del casco urbano. Casi todas estas masas forestales fueron plantadas a mediados del siglo XX gracias a la actuación del alcalde Mariano Jaquotot.

Medio siglo después y gracias a un convenio a tres bandas entre Caja de Burgos, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento  se amplió significativamente su superficie con más de 150 nuevas hectáreas replantadas (50% frondosas y 50% coníferas), con lo que su actual superficie supera las 1.000 hectáreas.