Las inspecciones crecen un 30% pero las multas por fumar bajan el 80%

I. Elices / Burgos
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11 expedientes en 2014. 4 fueron por infracciones leves (entre 30 y 600 euros de sanción) a personas por echar un cigarro en un bar. Los otros 7 fueron graves (hasta 10.000 euros) y las cometieron hosteleros que permitieron tabaco en el interior

En enero se cumplieron cuatro años desde que entró en vigor la   reforma de la Ley Antitabaco que prohibió fumar en todos los locales públicos. Pese a las severas críticas que recibió, sobre todo del sector de la hostelería, la estadística de sanciones revela que el grado de cumplimiento de la norma es cada vez mayor. Después de que en 2013 el Servicio Territorial de Sanidad multara a 55 establecimientos -la cifra más alta desde 2011-, los dueños de los locales se han percatado de que la Junta va en serio y en 2014 han cumplido casi a rajatabla con las restricciones. El pasado ejercicio se abrieron 11 expedientes sancionadores, lo que representa una disminución porcentual del 80% respecto a 2013. Y es que tanto los clientes como los dueños de los bares «se han acostumbrado ya a vivir sin humo y no se la juegan», advierten desde Sanidad.

Este espectacular descenso de las sanciones se produce en un año en que la Junta, lejos de levantar la mano, ha efectuado más inspecciones que en 2012 y en 2013. En 2011, primer año de aplicación de la reforma de la Ley Antitabaco, había que estar especialmente vigilantes y fueron realizados 2.914 controles. En 2014 las inspecciones ascendieron a 772, un 32% más que las 583 llevadas a cabo durante el ejercicio precedente.

De las 11 sanciones que impuso la Junta el pasado año, 4 de ellas fueron a personas que fumaban en locales donde está prohibido el tabaco, sobre todo en establecimientos de hostelería. Se trata de infracciones leves, castigadas con entre 30 y 600 euros. Y siete establecimientos fueron expedientados por permitir fumar en el interior del negocio. Las multas por este tipo de infracción, de carácter grave, no son una broma. La cuantía oscila entre los 600 y los 10.000 euros. El pasado año, a diferencia de los anteriores, ya no fue iniciado ningún expediente a establecimientos que carecieran de los carteles de señalización de prohibo fumar o que poseyeran máquinas expendedoras sin mecanismos de control.

En la provincia de Burgos hay un total de 74 inspectores adscritos al Servicio Territorial de Sanidad que se encargan de controlar el cumplimiento de la Ley Antitabaco. Sobre todo se detienen en comprobar que los establecimientos hosteleros y entidades públicas cumplen con la señalización de los locales. Sus labores no son exclusivas en materia de tabaco, sino que se ocupan de sus otras responsabilidades, como el control de la higiene alimentaria y de la limpieza de las cocinas y los establecimientos.

Sin embargo, la mayor parte de  los expedientes se inician tras la intervención de la Policía Local o la Guardia Civil. Tras recibir la queja o la denuncia de particulares, los agentes de ambos Cuerpos se desplazan hasta el local donde presuntamente se comete la infracción, levantan un acta y después la envían al servicio territorial de Sanidad, que es la Administración que sanciona.

De las 772 inspecciones que llevó a cabo el Servicio Territorial de Sanidad de Burgos, 295 de ellas fueron en establecimientos hosteleros. De ellas, 291 fueron de oficio y 4 tras la denuncia de algún particular. Además, los funcionarios de este departamento llevaron a cabo 472 controles en establecimientos sanitarios, todos ellos por cuenta propia, sin denuncia de por medio.

Este descenso de las sanciones se produce en un año en que las ventas de cigarrillos vuelven a caer. Según los datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos, en 2013 los estancos despacharon en la provincia 19,2 millones de cajetillas. Pues bien, en 2014 la cifra bajó a 17,06 millones, lo que representa una disminución del un 11%. Los estanqueros aseguran que no ha bajado la cifra de personas que le da al pitillo, «pero sí fuman menos cantidad». Ya no lo atribuyen tanto a las restricciones que pesan sobre la hostelería como a la crisis económica y a la subida del precio paquete -por los impuestos especiales-.