«El alcohólico y su entorno se autoengañan ante el problema»

G.A.T. / Miranda
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Rafa Sánchez lamenta que siga habiendo tabús a la hora de tratar los problemas de alcoholismo. - Foto: G.A.T.

Su experiencia es valiosísima, primero porque es un alcohólico rehabilitado, y después, porque lleva trabajando para que otros adictos logren superar esta enfermedad más de 25 años. Como cada año por estas fechas organiza desde Aremi una jornadas que pretende poner ante los ojos de la sociedad que el alcohol y otras adicciones siguen muy presentes en la sociedad mirandesa y, por desgracia, no se detectan como el problema grave que son. 

 

 
Llega para Aremi la culminación del trabajo diario de todo el año, de todo el curso, y con esta campaña vuelve a poner en valor la necesidad de sensibilizar a la sociedad de la gran problemática del consumo de drogas.
¿Cómo se ha comportado el año?
Va creciendo el número de personas que atenderemos, llevamos 110 desde la pasadas jornadas, con una media de atención semanal en los programas de 50 enfermos; a ellos hay que hay que sumar muchos familiares, ya que tenemos programas destinados a terapias para las familias. En cuanto a personas nuevas que han entrado, hemos tenido 36, algo más que otros años.
¿Cuál es el perfil del alcohólico que les llega?
Nos ha bajado bastante la edad. Se ha notado un cambio tremendo de los comienzos del colectivo a los últimos años. El perfil del enfermo actual es de un policonsumidor de 25 a 40 años y cada vez más paridad entre mujeres y hombres. 
Así que más jóvenes.
Las formas de consumir de la juventud no son las más apropiadas, pero lo cierto es que creo que los adultos tampoco somos inteligentes. Lo hemos estado viviendo y lo hemos visto, pero nos pasa o les pasa a nuestros hijos y no reaccionamos... hay muchas personas con el problema adquirido que no vienen. Jóvenes que llegan a patologías bastante graves a consecuencia y por el consumo. 
¿Por qué no llegan a recursos como los de Aremi?
La sociedad sigue teniendo esos tabús del qué dirán, de la imagen... Oyen alcoholismo o drogadicciones y se echan atrás. La gente sigue dando la espalda al problema pese a que hay suficiente información para saber que esto es una enfermedad y no es ningún vicio ni ninguna cosa denigrante, sino algo que se puede solucionar y vivir perfectamente. El problema es que aún tienes que llegar a sentirte tan mal como para dar el paso para pedir ayuda o que tu entorno se sensibilice lo suficiente como para decir en un momento dado que existe un problema ante al que actuar, porque no hay mayor ciego que el que no quiere ver.
Así que hay adictos que ¿lo son sin saberlo o lo saben y no se atreven a dar el paso?
Yo creo que saberlo, al menos que existe un problema, lo saben. La persona que lo tiene sabe que hay un problema. Otra cosa es que se autoengañe y que las familias también se autoengañen, que se piense que es una mala racha, que se va a pasar, que si patatín o patatán... Y no ayuda la imagen que la sociedad tiene de nosotros, eso no sé por qué no se quita. La persona alcoholizada o el toxicómano en la última fase es la imagen que tiene la gente, pero no es real, esa es una fase más a la que por desgracia llega gente y les vemos en las calles, pero para llegar a ese grado el proceso no es de la noche a la mañana. Si no se actúa te conviertes en una persona con problemas que puede llegar un momento en el que cruce esa línea que divide el ser un enfermo de no serlo, y que además es una línea sin retorno, es la línea tras que la vienen problemas, problemas y problemas. La realidad es que nadie se informa lo suficiente hasta que no tiene el problema muy encima.
Y esta parte, tras años de trabajo, ¿no cambia?
Siempre digo lo mismo cuando doy una charla: «Que levante la mano el que no conozca en su entorno familiar, laboral o de amistades a alguien que crea que tiene un problema en el tema de adicciones», y llevo más veinticinco años y aún nadie la ha levantado... Así que o conocemos todos a la misma o fíjate el problema dónde está. Los tabús de los que hablaba, el miedo a meterse en la vida del otro, el temor a lo que la otra personas pueda decirnos o simplemente por la comodidad...
¿Cómo llegan los adictos al colectivo?
De muchas formas. Una es el boca a boca, el amigo que está y tú sabes que está... pero sobre todo se llega ya obligado por las circunstancias, bien familiares, por problemas de trabajo, de justicia, de la salud... Y todos llegamos con la misma cantinela de que no tenemos el problema, de que es solo una racha, que no me afecta... Creo que una asignatura pendiente que tenemos entre todos es la derivación de todas las personas con este problema desde todo los ámbitos... la medicina, los servicios sociales, que de hecho nos llegan casos, pero en general creo que hay que mejorar en varios ámbitos a la hora de derivar casos. 
¿Están contentos con el resultado de las terapias?
Tenemos un alto porcentaje de éxitos, y eso es muy gratificante. Y se demuestra que son grandes personas, porque nada tiene que ver la persona que llega con la personas en la que se va convirtiendo día a día. Solo desearía que las administraciones se pongan las pilas y se recorte de donde hay que recortar y se dé prioridad a las cosas importantes, con la excusa de la crisis estamos dejando bastante los recursos de la sociedad... me da igual el color político, pero deben ser más sensible, porque hay que recordarles que ellos trabajan para nosotros y no nosotros para ellos.