El HUBU esteriliza a diario más de 7.000 instrumentales médicos

Angélica González / Burgos
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Una empresa italiana, Croma Gio Batta, es la encargada de higienizar todo el material que se utiliza en quirófanos, consultas y unidades del hospital en un proceso que incluye el lavado a mano y en lavadora termodesinfectora

Dice el coordinador de la central de esterilización del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), Carlos Millán, médico preventivista, que los dos conceptos claves en el trabajo diario de este área son la preservación y la trazabilidad. La primera tiene que ver con el cuidado del material médico-quirúrgico del hospital, que se reutiliza constantemente y por eso tiene que estar en perfectas condiciones: «Como sociedad no nos podríamos permitir estar comprando constantemente instrumental». La trazabilidad, por su parte, consiste en obtener la huella de todos los procesos a los que se somete el material con sus procedimientos, composición y controles, es decir, «toda la información que nos permite evitar que desaparezca, asegurar que esté controlado y que, ante cualquier auditor externo, podamos explicar que el proceso se ha hecho correctamente».

Desde estas dos premisas, un equipo de 18 profesionales cualificados -auxiliares de Enfermería, en su mayoría- se encarga a diario de abastecer las consultas, unidades, plantas de hospitalización y quirófanos del HUBU del material que precisan para realizar su actividad asistencial. La función de la central de esterilización incluye la adquisición, dotación, entrega, reparación y sustitución, control de inventarios, preservación del material y selección de los métodos de higienización más adecuados. Así, más de 7.000 instrumentales médicos y quirúrgicos -fundamentalmente estos últimos, que son los más numerosos- pasan todos los días para ser limpiados y esterilizados y volver a estar en uso. Cada uno de ellos va identificado con un código y el contenedor en el que está guardado lleva el nombre del área en el que se va a utilizar, datos todos ellos que se verifican tanto en la propia central de esterilización como en el quirófano o la unidad a la que llegan. Al mes son procesados una media de 3.500 contenedores y 12.500 piezas de instrumental suelto.

El proceso se inicia con un correo electrónico que recibe el área de esterilización a las tres de la tarde con la previsión de las intervenciones quirúrgicas previstas para el día siguiente. Por la tarde se prepara todo el material y a las siete de la mañana se entrega en los quirófanos. Cuando las operaciones terminan y llega el instrumental usado en sus contenedores (cada uno lleva el nombre de la patología en la que se ha utilizado -cataratas, cadera...- y son de un color distinto en función del servicio: amarillo, Urología; azul, Cirugía General; rojo, Ginecología...) se les pasa un lector para que queden registrados y se comienza su lavado a mano con agua y un jabón especial. Después se introducen en una lavadora termodesinfectora donde permanecen 64 minutos a 90 grados. Posteriormente se revisan todas las piezas una por una, se preparan y se vuelven a colocar en orden en contenedores o en bolsas que son sometidos a distintos tipos de esterilización en función del material del que estén fabricadas.

En la previsión del instrumental que se necesita se incluyen las urgencias más frecuentes, de manera que hay contenedores preparados para procesos como apendicitis o aneurismas: «En cualquier caso, como nuestra localización es paralela a los quirófanos siempre pueden tener acceso a la central de esterilización si es necesario y si se precisa hacerlo a una hora a la que no estamos, pueden venir con un guardia de seguridad y coger lo que precisen ya que nuestro almacén está ordenado por quirófanos y los contenedores, por colores», explica la enfermera de la central de esterilización, María Guedes, quien destaca la interlocución continua que tienen con las supervisoras de quirófano.

La empresa que realiza este trabajo es la italiana Croma Gio Batta, a la que Eficanza, concesionaria del HUBU, le subcontrató la central de esterilización. Aunque el centro burgalés es el primero que gestiona en España, Carlos Millán explica que en Italia lo hace con cinco hospitales universitarios y decenas de clínicas. Cuando se le pregunta cuál es la diferencia existente entre la suya y  las centrales de esterilización no privatizadas contesta que es una cuestión de gestión: «Somos un centro de gestión, no solo esterilizamos sino que protegemos el trabajo del resto del hospital y tenemos capacidad de hacer todo lo que se nos demande». En este sentido, la enfermera María Guedes, que dice conocer bien cómo se trabaja en otros hospitales, se refiere a la trazabilidad: «En los hospitales públicos los contenedores llegan ya montados con lo que se esteriliza y se garantiza algo que no se ha hecho en la central. Aquí desarrollamos todo el proceso y se sabe en todo momento qué persona ha hecho el trabajo».