5 años y 3 meses de cárcel por incendiar una oficina de CaixaBank

I. Elices / Burgos
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Víctor U.G., que quemó la sucursal de Sotopalacios, logra una rebaja de 7 años de prisión al pactar con la Fiscalía. No podrá acercarse en 6 años a la sede central de la Casa del Cordón

La Fiscalía solicitaba 12 años de cárcel para Víctor U.G., el empresario que incendió en noviembre de 2012 la sucursal de CaixaBank en su pueblo, Sotopalacios. Antes de la vista de ayer en la Audiencia Provincial, su abogado, Ángel de la Fuente, llegó a un acuerdo con la representante del Ministerio Público, Purificación Sobrino, y logró una gran rebaja de la pena. Su representado solo tendrá que cumplir finalmente cinco años y tres meses de prisión. Cinco por quemar la oficina y los otros tres meses por un delito de lesiones, pues tres de los empleados, pese a que les ordenó salir antes de consumar su propósito, sufrieron heridas. Al producirse una explosión en el interior, numerosos cristales volaron e impactaron en los trabajadores, que no habían logrado alejarse lo suficiente. El acusado, además, tendrá prohibido durante seis años acercarse a la sucursal de su localidad y también a las oficinas centrales de la entidad financiera en la Casa del Cordón, en la capital burgalesa. La indemnización a la que tendrá que hacer frente por los daños que causó en el inmueble asciende a 136.000 euros.

Víctor U.G. (64 años) se presentó ayer resignado a la vista que se celebraba en el Palacio de Justicia del Paseo de la Isla. Muy tranquilo, atendió a las indicaciones de su letrado, quien le comunicaba a eso de las 10,15 horas que el pacto se había cerrado. Solo tenía que entrar en sala para ratificar y expresar su acuerdo con los hechos descritos por la Fiscalía. Al ser preguntado por el magistrado presidente se limitó a responder: «Está bien lo que ustedes hayan decidido». Después entraron los empleados afectados y rehusaron declarar al sentirse debidamente indemnizados por la aseguradora. En el último turno de palabra al que tienen derecho todos los acusados solo dijo lo siguiente: «Lo que ustedes han dicho estará bien, me imagino».

El hombre prendió fuego a la oficina después de recibir una comunicación del Juzgado número 2 de Primera Instancia de Burgos, en la que le informaban de que se iniciaba el procedimiento para subastar una finca de su propiedad, de 1.700 metros cuadrados, que le habían embargado por el impago de una deuda.

En los últimos tiempos el nivel de pedidos que llegaban al negocio había disminuido de forma alarmante y no podía hacer frente, ni él ni su familia, a la devolución de un préstamo de 24.000 euros que le concedió Caja de Burgos-CaixaBank, de la que era cliente de toda la vida. Llevaban meses intentando renegociar la deuda con la entidad, tratando de rehipotecar algunas propiedades para eludir el embargo de alguno de sus bienes. Pero finalmente llegó la comunicación de que subastaban su propiedad y en ese momento, según aseguró su familia a este periódico, se le vino el mundo encima.

A causa de la deflagración la sucursal bancaria quedó totalmente destrozada. De hecho la entidad financiera tuvo que desplazar el negocio hasta un inmueble próximo durante varios meses, hasta que construyeron una nueva sucursal en el mismo lugar en el que se levantaba la que fue pasto de las llamas. Por fortuna, se trataba de un edificio independiente, sin inmuebles anejos, por lo que ninguna otra casa del pueblo sufrió daños aquel día. Eso sí, los cristales que volaron tras la explosión cruzaron la carretera y llegaron al Hostal Sotopalacios.