Ochenta viejas escuelas quedan sin uso por toda la provincia y la mayoría abandonadas

H. Jiménez / Burgos
-

El peligro de la dejadez. Ajenas a las iniciativas de recuperación que se han llevado a cabo en muchos pueblos a lo largo de los últimos años, corren el riesgo de deterioro puesto que más del 60% se encuentra en mal estado

Las fotos antiguas hablan de niños por un lado y niñas por otro. De clases multitudinarias que hasta el pueblo más pequeño era capaz de llenar en plena explosión de la natalidad. De pupitres de madera, pizarrines, tizas, mapas de Castilla La Vieja, crucifijos, escuadra y cartabón. Las imágenes actuales tienen poco que contar. Son edificios sin uso y muchos de ellos abandonados. 
Distribuidas a lo largo y ancho de la provincia de Burgos y concentradas en pueblos de pequeño tamaño, un total de 76 antiguas escuelas se encuentran sin uso según recoge la Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales, elaborada por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas a partir de datos de 2013.
El listado incluye ejemplos en  los términos municipales (cabecera o localidades pedáneas) de Mecerreyes, Royuela de Río Franco, Aguas Cándidas, Alfoz de Bricia, Arlanzón, Barrios de Colina, Frías, Isar, el Valle de Losa o Quintanilla de la Mata, por mencionar solo unos pocos. Sumando todos los edificios públicos sin uso que aparecen con los nombres «escuelas» o «antiguas escuelas» obtenemos una superficie total construida de 12.500 metros cuadrados, emplazados en unos solares que sumarían más de 14.200.
Además de estos datos de tamaño, la Encuesta de Equipamientos incluye también una mención al antiguo uso de los inmuebles (como es lógico, en su inmensa mayoría están catalogados como extintos centros educativos) y también al estado de conservación. Siempre según el Ministerio de Hacienda, que en teoría utiliza sus propias observaciones así como la información facilitada por los ayuntamientos para la elaboración de sus tablas, habría 48 casos en mal estado.
Si como ocurre en buena parte de ellos están en municipios casi despoblados y si acumulan varios años sin uso, una deficiente conservación hace temer que a corto o medio plazo podrían quedarse en ruina. Por el contrario, 19 de estas viejas escuelas están en una situación «regular» y solo 9 se encuentran en «buen estado» aunque el ayuntamiento de turno todavía no le haya encontrado una función alternativa.
 
Arreglo parcial. No es el caso, por fortuna de las viejas escuelas de Carcedo. O al menos no en su totalidad. Como ocurrió en tantos otros pueblos castellanos, en sus dependencias se ubicó el consultorio médico, algo que José Luis Antón ubica hace alrededor de 25 años. El actual alcalde explica que el antiguo colegio estaba dividido en un ala de chicas y otra de chicos. En la femenina pasan consulta el médico y la enfermera y fue remodelada recientemente gracias al segundo Plan E, en el año 2010, mientras en la masculina tiene su sede el propio Ayuntamiento de este municipio cercano a Burgos capital. 
Para rematar el arreglo del edificio restaría, como admite Antón, reformar «un anejo donde se guardaba la leña» y el objetivo del Ayuntamiento es ampliar la zona arreglada con el Plan E y convertirlo en una zona para usos múltiples. Precisamente esta parte no arreglada es la que provoca que Carcedo aparezca en el informe del Ministerio de Hacienda con una antigua escuela cuyo estado califica de «regular». A ver si el próximo año puede salir de la lista.
 
Museos por doquier. Los antiguos colegios eran uno de los mejores edificios de cada pueblo junto con la Casa Consistorial, por supuesto la iglesia y las casas del cura, el maestro y el médico. Construidas con fondos públicos y mantenidas por el Estado en sus distintos regímenes, cuando se marcharon los niños muchas fueron aprovechadas por los ayuntamientos para otros usos.
Las hay que se convirtieron en consultorios médicos, en salas para actividades, en CEAS, en oficinas municipales, sedes de peñas y hasta en granjas escuelas. Pero lo que más ha triunfado en los últimos años es su aprovechamiento como museos de todo tipo. 
Así se hizo por ejemplo este verano en Pampliega, donde una exposición muy cuidada recreó el ambiente, la decoración, los colores y texturas de las viejas dependencias escolares, en una muestra que estuvo abierta hasta el domingo día 20 de septiembre y que contó con 1.200 visitantes. El director del centro, Javier Calzada, destaca sobre todo la añoranza que ha despertado y la gran asistencia a conferencias y audiovisuales programados en torno a ella. Su intención es mantener como permanente una parte de esta exposición.