Agua y libertad

M.S.B. / Burgos
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La procesión de Nuestra Señora de la Soledad cubre su recorrido en más de dos horas bajo una incesante lluvia • En el Arco de Santa María, cumpliendo la tradición, un preso fue indultado y liberado

La lluvia obligó a que parte de los actos a descubierto se llevaran a cabo bajo el Arco de Santa María. - Foto: Tomás Alonso

 
 
El tiempo es ese comodín siempre a mano para mostrarnos cordiales, ya sea con el vecino de tres pisos más arriba o con la carnicera mientras nos prepara los filetes de pollo para empanar. Es como los árbitros en el deporte, que si no se habla apenas de ellos significa que todo ha ido bien. Pero cuando comentamos con reiteración lo que nos llega del cielo, tanto con conocidos como con extraños, y durante dos horas, es que algo no ha salido como se esperaba y deseaba.  
Pues eso ocurrió ayer en Burgos capital durante la procesión de Nuestra Señora de la Soledad, que el tiempo le arrebató el protagonismo a la que, para muchos, es la celebración de Semana Santa más bella, íntima y emotiva. En ella, además, se indulta a un preso, un gesto humano e histórico de gran trascendencia y eco.
A las 8 de la tarde salió la imagen a la calle con un espléndido manto, pero no con el nuevo, el bordado en oro que costó el año pasado más de 200.000 euros. Ese es demasiado pesado para pasearlo a hombros. Menos mal, porque el agua, por muy bendita que fuera anoche, nada bueno acarrearía a esa obra de arte y devoción.
A las 8.05 minutos cayeron las primeras gotas. El cielo estaba encapotado y las previsiones meteorológicas anunciaban agua. Pero solo caía como para ganar una apuesta, por lo que toda la comitiva (civil y militar, cornetas y tambores, autoridades y público, creyentes y curiosos, burgaleses y turistas...) se puso en marcha. 
A la altura de las Salesas ya comenzaron a aparecer algunos paraguas. A las 8.30 de la tarde-noche éstos proliferaron por doquier, como setas dentro de unos días, y quien no tenía se resguardaba en bares, balcones y puertas. Los miembros de la extensa comitiva aguantaron con fervor y fortaleza todo el recorrido, y se llevaron para casa, además de la satisfacción por haber completado la procesión, una buena chupa de agua.
Si a las 7.30 de la tarde parecía que todos los caminos llevaban a Santa Águeda y alrededores, una hora después la mayoría del numeroso público que se acercó al ‘barrio católico’ de la ciudad comenzó a abandonarlo rumbo a las barras o a sus hogares.
Con Nuestra Señora de la Soledad cubierta con un plástico, alcanzó el Arco de Santa María sobre las 21.15 horas. Allí el subdelegado del Gobierno, José María Arribas, dio lectura al Real Decreto del 4 de abril que indultaba a J.H.T.R., que fue condenado en 2012 a tres años de prisión por la Audiencia Provincial de Navarra por un delito contra la salud pública. Estaba en el penal de Burgos y recuperó la libertad gracias a la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santiago. Para él, la de ayer fue agua bendita.