Cien días de cambio sin Castro

SPC
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Díaz-Canel ha dejado su sello al frente del Gobierno de La Habana, con una imagen más cercana que sus predecesores, contra cuya popularidad y liderazgo tiene que seguir peleando

Algo ha cambiado en Cuba. Después de décadas con el apellido Castro al frente del Gobierno, ayer se cumplieron 100 días sin que la saga de los militares que lideraron la Revolución que acabó con el régimen de Baptista estén en el poder. 

Miguel Díaz-Canel fue el encargado de suceder a Raúl, quien, a su vez, heredó el Ejecutivo de su hermano Fidel, y en este tiempo ha tenido que gestionar una isla en un difícil equilibrio por mantener las esencias políticas de sus predecesores y avanzar en las reformas económicas con un estilo propio que le haga ganar popularidad. 

«El relevo de Raúl por Díaz-Canel en la silla presidencial ha ubicado a este último en una situación que le exige más prisa y menos pausa que su antecesor», asegura el académico cubano Arturo López-Levy, profesor de Estudios Internacionales en el Gustavus Adolphus College de Estados Unidos. 

Ingeniero electrónico de 58 años, el actual mandatario, en su primer mes al frente del Gabinete, tuvo que enfrentar su primera gran crisis cuando el 18 de mayo un avión se estrelló cerca del aeropuerto de La Habana, poco después de despegar, dejando un balance de 112 muertos. 

En menos de una hora, el dirigente ya se encontraba en el lugar del siniestro caminando entre los restos de la nave y mezclándose con los bomberos y los equipos de rescate, mientras la televisión informaba en directo de lo sucedido. 

Esa imagen del presidente y la inmediatez con la que los medios nacionales informaron del accidente, algo poco habitual, causó una buena impresión entre la población tan acostumbrada al secretismo en este tipo de sucesos. 

Díaz-Canel sabe que no cuenta con el fuerte liderazgo de los Castro y uno de sus méritos es el de ser uno de los pocos supervivientes políticos de su generación, según reconoció el propio Raúl en su discurso de despedida como presidente ante el Parlamento.